La ciudad más populosa del “Reino de la Luz”, la marca que utiliza ahora Marruecos para su promoción turística, no es la capital de Reino de Marruecos, ni su centro espiritual ni siquiera la que más turistas atrae. Rabat, Fez y Marrakech cumplen esta función.
Dar al Beida, el nombre en árabe de la ciudad, aunque los hispanohablantes la conozcamos como Casablanca porque así la denominaban por marineros portugueses en sus rutas por África, siempre fue un lugar de comercio.
Un pueblo de pescadores, que en el siglo XIX creció a la sombra de su puerto y cuya importancia se incrementó durante la segunda guerra mundial en la que fue sede de reuniones entre Roosevelt, Churchill, Gaulle y el Sultán Mohamed V.
Como ciudad portuaria y de comercio, la metrópolis siempre ha estado abierta a influencias del exterior, tanto de Europa como de África convirtiéndola en la más cosmopolita de Marruecos donde la tradición y la modernidad se unen.
Y aunque los circuitos turísticos tradicionales suelen priorizar a Fez, Rabat o Marrakech los destinos habituales del Reino de la Luz, Casablanca bien merece por lo menos 48 horas para descubrir el Marruecos real y algunos de sus rincones más interesantes.

Mezquitas, paseos marítimos, playa y surf
Es el símbolo de la ciudad y el monumento que todo viajero debe visitar. La Mezquita Hassan II es la única de Marruecos que puede ser visitada por no musulmanes, pero siempre con tours guiados que se organizan seis veces al día. El principal atractivo del monumento es su arquitectura morisca con incluye aspectos y las artes tradicionales marroquís con trabajos en yeso, madera, azulejo, mármol, Tadelakt y cobre. Es el edificio más alto de la ciudad y en el recinto hay un hamman (sauna) para hombre y otro para mujeres, para completar la experiencia.
La mejor zona para fotografiarla es desde el paseo marítimo, La Corniche, que une la mezquita con el faro de El Hank, un recorrido de unos dos kilómetros muy agradable en días soleados con el Atlántico a un lado, y la ciudad de Casablanca al otro.
Continuando el paseo se llega a la playa urbana Ain Diab, perfecta para un momento de relax al sol o para practicar sur. En las inmediaciones se encuentra el Anfaplace Mall, un moderno centro comercial que, además de ofrecer aire acondicionado en los días calurosos, es un buen escaparate del estilo de vida de la clase media alta y alta marroquí.

Plazas y medinas
Otra zona de compras muy diferente es la que se puede encontrar al lado de la plaza de la Naciones Unidas, sin duda el epicentro con mayor actividad de la ciudad. En esta plaza se encuentran tanto la Torre del Reloj, como la medina (ciudad) vieja con sus comercios de ropa, electrónica, frutas, alimentos, pájaros y todo de mercancías distribuidos por sus callejuelas. Es una visita obligada, y muy auténtica ya que los clientes siguen siendo principalmente locales. Preferible visitarlos con luz diurna. También es un buen lugar para almorzar comida típica o tomar un café en la medina vieja, o en los restaurantes más internacionales ubicados alrededor de la Plaza de las Naciones Unidas.
También se puede ir comer o tomar una copa al Café de Rick, el famoso local de la película Casablanca, ubicado a unos veinte minutos de la medina. Aunque es necesario aclarar que no es el original, ya que la película se rodó en un estudio de Hollywood, la insistencia con la que preguntaban los viajeros terminó por hacerlo realidad.
Otros viajeros prefieren la zona del barrio Habous (Quartier Habous) o nueva medina construido a principios del siglo pasado por los franceses, pero respetando la cultura local. Mucho más tranquila que al anterior, y con fama de ser más segura, abundan los puestos de recuerdos y restaurantes. Pero la parada más popular es sin duda la famosa pastelería Bennis Habous, donde se puede degustar gran variedad los famosos dulces marroquíes.
Museos
El mejor museo de Casablanca son sus calles, parques y plazas, como el Parque de la Liga Árabe, un jardín orientalista, o la Plaza Mohamed V con edificios coloniales de tradición orientalista. Aun así, hay tres lugares muy interesantes que visitar en la ciudad. Uno es el Museo Judío, único en un país árabe que recoge la historia de esta comunidad en el país.
Otros son el museo de la fundación Abderrahman Slaoui en los que destacan piezas de joyería, y no menos atractiva su terraza donde tomar un delicioso te a la menta y el Villa des Arts que, como contraposición a los anteriores, está enfocado en el arte moderno.


