Ucrania presiona a la Unión Europea para vetar la entrada de turistas rusos al bloque, pero la respuesta no ha sido unánime, con algunos miembros que lo aceptan y otros que se resisten.
Algunas naciones fronterizas con Rusia ya están frenando las solicitudes de visado o limitando el número de visas emitidas, pero no hay ninguna decisión ni posición unánime a nivel comunitario.
La cuestión se discutirá en un encuentro de ministros de Asuntos Exteriores de la UE en Praga el 31 de agosto.
“Los rusos apoyan abrumadoramente la guerra, celebran los ataques con misiles contra ciudades ucranianas y el asesinato de ucranianos. Dejen a los turistas rusos que disfruten de Rusia entonces”, dijo el ministerio ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba.
Su presidente Volodimir Zelenski también solicitó a los países occidentales que cerraran sus fronteras a los rusos, asegurando al diario The Washington Post que deberían “vivir en su propio mundo hasta que cambien su filosofía”.
Iracundo, el Kremlin tachó de “irracional” la petición y amenazó con represalias.
Países del este de Europa como Letonia, Lituania y Polonia dejaron de emitir visados de turistas a rusos justo después de comenzar la invasión a finales de febrero.
Estonia ha ido un paso más allá y prohíbe la entrada incluso a los rusos que ya disponen de visados emitidos por sus servicios e intenta hacer lo mismo con aquellos que han conseguido estos permisos de otros Estados de la UE.
Finlandia, el país europeo con una frontera más extensa con Rusia, reducirá a partir del 1 de septiembre el número de visados de turistas rusos que gestionan al 10% del millar que reciben a diario.

