Fragmentación social: El poder de los códigos compartidos

Cuenta la historia que hace miles de años se dio una batalla épica sobre la faz de la tierra entre el Neanderthal y el Homo Sapiens. Neanderthal era un ser más grande, musculoso y fuerte. Sapiens no tenía ese tamaño ni la fortaleza física pero tenía un código genético, capacidades cognitivas y sociales distintas que les permitían formar grupos sociales más grandes y más estables.

La aparición de nuevas formas de pensar y comunicarse, hace miles de años constituye la revolución cognitiva. Nuestro lenguaje nos permite combinar un número ilimitado de sonidos para producir un número infinito de frases con significados que permiten establecer un orden.

En la batalla con el Neanderthal que era cuerpo a cuerpo, el Sapiens, gracias a esos códigos compartidos; tenía la capacidad de cooperar en grupos grandes y desarrollar estrategia, algo que el Neanderthal no podía.

El Sapiens tenía la capacidad de contar historias fantásticas, de compartir mitos y unirse en torno a ellos. Esa es la razón por la cual los Sapiens dominan el mundo. La comunicación, los códigos e historias compartidas fueron la clave para que se impusiera y seamos lo que hoy somos.

En la actualidad nuestra sociedad está fragmentada, con una profunda ruptura del tejido social que pone en riesgo la estabilidad del sistema político económico y social.

La capacidad de establecer códigos compartidos es la única manera de poder superar la crisis social actual. Como el Sapiens de hace miles de años y hasta nuestra era, la comunicación entre grandes grupos permitió una innovación rápida del comportamiento social y la cooperación entre un número muy grande de personas que incluso podían ser extrañas y así establecer acuerdos para el desarrollo social y la convivencia.

Este proceso de comunicación interpersonal y grupal permite profundizar en un activo fundamental que se ha perdido: la confianza.

La creación de entornos de confianza a pesar de las diferencias es cada vez más importante y se traduce en lo que Bernardo Kliksberg llamó capital social, una variable que mide la colaboración social entre los diferentes grupos de un colectivo humano.

Una de las características más importantes que ha permitido el avance de nuestra civilización está en el poder de la comunicación, sin ella, sería imposible la convivencia humana, el progreso y la confianza que es la base del tejido social.

Una frase de Francis Fukuyama describe claramente éste asunto. “La confianza es un valor económico amplio y la única y penetrante característica cultural que condiciona el bienestar de una nación y su capacidad para competir”.

Aun cuando puedan coexistir visiones diametralmente opuestas sobre uno o varios temas, hay código universales que nos unen. Encontrar esos códigos compartidos es un primer paso para reducir el impacto de la fragmentación social, generar entornos de colaboración y generar progreso a pesar de las diferencias.

Somos Sapiens y nuestra mayor habilidad es la capacidad de comunicación. La convivencia sólo será posible con una buena comunicación y la buena voluntad de las personas.

El autor es consultor en comunicación estratégica.


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