Justicia y economía no son antagónicas. Es posible una economía más justa que empiece a destejer los hilos de la desigualdad que tanto afecta a los países de Latinoamérica.
En este marco de pensamiento se llevó a cabo el foro por la Justicia Climática en Panamá, donde participaron representantes de organizaciones de varios países, organizados por la Red de Latinoamérica y del Caribe de Justicia Climática, Viento Sur y Voces Ecológicas en Panamá.
Una economía con justicia climática apela a varios frentes, desde la justicia energética hasta la justicia alimentaria, pasando por la autodeterminación de modelos de intercambio comercial provinciales o distritales, así como la construcción de economías comunitarias.
Jon Subinas, del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (Cieps), analizó en un artículo reciente que el carácter panameño es fundamentalmente pragmático “bien por una conciencia condicionada por el imperativo de optimizar su posición geográfica o por el predominio de la actividad económica comercial”.
Este pragmatismo, escribió Subinas, está condicionado “por un modelo transitista que en términos de crecimiento económico ha sido exitoso y que ha propiciado un sistema político estable, pero que tiene la debilidad de no disminuir sus altas tasas de desigualdad”.
Esta orientación a lo práctico riñe con la priorización ambiental, según concluye una encuesta del mismo Cieps, que arrojó que el 64.8% de los encuestados considera que “hay que darle prioridad al medio ambiente, sin importar sus consecuencias negativas en el crecimiento económico”.
Sol Díaz, bióloga panameña y parte del colectivo Voces Ecológicas, piensa que la justicia climática debe prevalecer para permear los beneficios a las personas que más lo necesitan. Es importante que lleguen esos recursos y que se cuide el planeta.
Por otro lado, Ivonne Yañez, de Acción Ecológica Ecuador y representante de la Plataforma Latinoamericana y del Caribe por la Justicia Climática, expresó estar honrada por estar en el país en esta coyuntura, justo cuando el miles de personas se manifiestan en las calles en contra del contrato minero con la empresa Minera Panamá, filial de la canadiense First Quantum.
“La justicia climática tiene que ver que haya economías justas que van por detener la expansión del extractivismo petrolero y minero, que causa desplazamiento, contaminación, deforestación, todo lo que agrava y provoca el cambio climático”, dijo.
La transición energética, de acuerdo a Yañez, requiere minerales para la transición “pero no esa transición energética del Norte”, que usa industrias supuestamente limpias, pero que “están causando devastación y violando los derechos de los territorios”.


