El 2 de septiembre de 2022, el presidente Laurentino Cortizo encabezó la ceremonia en la que se entregaron las órdenes de proceder para un complejo proyecto en la provincia de Darién, que incluye una carretera de aproximadamente 7 kilómetros de extensión y dos puentes vehiculares, uno sobre el río Tuira y otro sobre el río Chucunaque.
Este proyecto tiene un costo de 45 millones 46 mil 985 dólares y se calcula que estará terminado en el verano de 2025.
Paralelo a este proyecto, ese mismo día se entregaron las órdenes de proceder para otros dos puentes vehiculares, uno sobre el río Arenal y otro en la ruta Zapallal-Chucunaque.
Estos puentes no son los únicos asignados a la provincia de Darién. El Ministerio de Obras Públicas (MOP) lleva adelante una iniciativa para construir cuatro puentes vehiculares de tipo modular sobre los ríos Perecenico y Yapé; otros con pasarela peatonal que servirán de acceso a la vía Cucunatí-Santa Rosa, y el restante con paso peatonal en la “comunidad de Chatí”, sobre el cauce del río Chucunaque.
Con anterioridad a lo descrito, el MOP ya venía construyendo otros dos puentes en Darién: uno sobre la Quebrada Oso y otro sobre la quebrada Tomogantí.
En total, entre los puentes en construcción, los contratados y los que realizará el propio MOP, la provincia de Darién recibirá 10 puentes más en apenas un par de años.
Claro que algunos de estos puentes pueden representar la diferencia entre la vida y la muerte para un ciudadano picado por una culebra o para una ciudadana en labor de parto. Para efectos prácticos, el resultado acumulado de estos proyectos e iniciativas es la extensión de la carretera Panamericana, que ya no terminará en Yaviza, sino en la otra ribera del río Chucunaque, en Pinogana.
El impacto
Actualmente, si se quiere llevar personas o carga de Yaviza a Pinogana y más allá, hay que usar el transporte fluvial. En la otra ribera del Chucunaque hay automóviles, principalmente del Estado, que se desplazan cumpliendo distintas tareas. La carretera a Pinogana causará un aumento de la circulación de vehículos, especialmente camiones, que requerirán a su vez más carreteras y mas puentes.
Durante los meses de la temporada seca, en el área de Pinogana se utilizan algunos puentes de tucas de madera sobre el río Chucunaque, por ejemplo en los puertos de La Peñita y Lajas Blancas. Estos puentes se utilizan principalmente para el transporte de madera, provenientes de los árboles darienitas convertidos en tucas.
Ahora, con estos 10 puentes y la nueva carretera, esta extracción focalizada se podrá extender a todo el año y por supuesto a más territorios. Esto significa una mayor vulnerabilidad al cambio climático, así como un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que desmejoraría significativamente las estrategias y proyecciones ambientales de Panamá en la comunidad internacional.
Esto nos acercaría a perder la carbono-negatividad del país, lo que conllevaría a graves consecuencias económicas, porque Panamá tendría que aplicar impuestos al carbono y otras medidas que deben cumplir países que no son carbono-negativo.
Un Darién con menos bosques se convierte en terreno fértil para la expansión de arrozales y de la ganadería, detrás de los cuales vendrían los colonos buscando tierras, los políticos negociando las titulaciones de tierras que se convertirán en un gigantesco conflicto ambiental.
Los bosques de Darién ayudan a mantener los cauces de los ríos Tuira y Chucunaque, alimentan dichos ríos con los insumos que nutren la pesca en el Golfo de Panamá y, por si fuera poco, esos bosques son a su vez una barrera sanitaria que bloquea los contagios de una multiplicidad de enfermedades y plagas provenientes de Sudamérica.
Este conjunto de obras tiene que verse en su integración con otros proyectos en la zona oriental del país. Por ejemplo, actualmente el MOP construye un nuevo puente vehicular sobre la desembocadura del río Bayano, que facilitará la conexión con el puerto de Coquira en Chepo.
La única razón para este proyecto de 23 millones 936 mil dólares, es un aumento en la carga que vaya a utilizar el puerto de Coquira. La carga que probablemente justificaría este proyecto es la madera adicional que se extraería de Darién.
Existe una dimensión adicional de los efectos sinérgicos causados por la destrucción de los bosques de Darién y la mayor conexión terrestre entre las dos riberas del río Chucunaque.
Panamá quedaría vulnerable a mayores movimientos migratorios, así como a una intensificación de las acciones del crimen organizado en esas fronteras y por ende a un desafío de la estabilidad del orden público en el país.
Está muy claro que los hombres y mujeres del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) están rebasados por los desafíos que actualmente enfrentan. Un Darién más deforestado de lo que ya está requerirá de una escalada en la asignación de recursos a los cuerpos de seguridad y a las instituciones que deben velar por el uso sostenible de los recursos darienitas.
La clase política panameña vuelve a demostrar con todas estas acciones que su interés primordial es el puñado de dólares que se gana con un negociado usando los recursos del país, todo lo cual se hace a costa del desarrollo sostenible que debe tener Panamá.


