A finales de los años 90 leí un libro, el cual todavía conservo en mi biblioteca titulado Megatendencias 2000, de los visionarios John Naisbitt y Patricia Aburdene, un bestseller de la época. Una de las 10 tendencias más importantes que plantearon los autores era una que denominaron “el decenio del liderazgo femenino”.
Su premisa fue que las corporaciones tal como las conocemos, fueron creadas por hombres y para hombres. Después de la Segunda Guerra Mundial, los veteranos estadounidenses cambiaron el uniforme militar por el overol de las fábricas y por el traje de oficina, pero en el sistema organizacional por el cual se gobernaban persistió el modelo militar autoritario y burocrático del siglo XIX.
Los autores, sin embargo, analizaron cómo el liderazgo femenino fue progresivamente tomando su espacio y estimaron que las mujeres estaban iniciando (a finales del siglo pasado) nuevos negocios dos veces más rápidamente que los hombres.
El capítulo de esta megatendencia concluía de esta forma: “Qué ingenuos eran los hombres y las mujeres de los 80, diremos, que creían en eso del techo de vidrio y pensaban que excluirían para siempre a las mujeres de la cima”.
La semana pasada me quedé preocupado con la declaración de la ONU en la cual su secretario general, Antonio Guterres, destacaba que los avances hacia la igualdad de género “se están desvaneciendo ante nuestros ojos”.
En una reunión con el grupo clave de derechos de las mujeres de la ONU antes del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo, Guterres dijo que la igualdad de género está “a 300 años de distancia”. ¿300 años?. ¿De qué estamos hablando?
Otro dato que me sorprendió se desprende del informe ESG de una reconocida multinacional de telecomunicaciones. En el mismo destaca que: “En particular, sobre la igualdad de género, nuestros objetivos para 2024 son conseguir un 33% de mujeres en puestos ejecutivos y una brecha salarial ajustada de +/-1%. Estos objetivos contribuyen a eliminar la brecha salarial de género en 2050, nuestra meta a largo plazo”.
¿Patear un derecho elemental al 2050? ¿De qué están hablando?. Y además dejarlo por escrito como si fuera algo de lo cual sentirse orgullosos.
A mi parecer muchas empresas estánavanzando en la dirección correcta, pero a paso lento justificando en sus informes la falta de compromiso real.
Otra cosa que me sorprende, a lo mejor por desconocimiento, es la narrativa sobre el tema.
Una publicación que revisé en estos días planteaba algunas acciones para impulsar la equidad de género: 1.- Reclutar a más mujeres e implementar planes de desarrollo 2.-. Crear conciencia del rol de las mujeres 3.-Cero tolerancia ante incidencias. Mi sensación sobre estas reflexiones es como si las mujeres fueran de otro planeta, de otra categoría de seres.
En general, la narrativa sobre las mujeres me parece excluyente en sí misma. Las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y punto y no se debería dar tantas vueltas, hay que ser firmes en eso, contundentes.
El autor es consultor en reputación corporativa, comunicación estratégica y gestión de riesgos ESG

