La falta de empleo y la consecuente inestabilidad económica que esto trae a miles de familias es un tema cada vez más cercano a todos.
Compañeros de trabajo, amigos o familiares en plena edad productiva han recibido esa fatídica llamada del departamento de recursos humanos en la que se anuncia que hay recortes de planilla, reorganización de funciones y el ofrecimiento de acuerdos de retiro.
Los años de la pandemia vinieron acompañados de esa zozobra laboral.
Lo más angustiante es que el impacto de la covid-19 coloca a la población joven de América Latina y el Caribe en riesgo de convertirse en una generación sin oportunidades laborales para construir un mejor futuro, advirtió desde el año pasado la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En Panamá, la última medición del desempleo se hizo en abril pasado, cuando se determinó que la tasa de desocupados pasó de 11.3% a 9.9%, lo que no deja de ser positivo para quienes han conseguido una fuente de ingresos, pero la mejora se debe al abultamiento de la planilla estatal y el alza del empleo informal.
La economía no está generando los nuevos empleos que se necesitan.
Esto se puede corroborar con los datos que el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) comparte con la Contraloría General de la República.
Entre enero y julio de 2022, el Mitradel tramitó 137 mil 308 nuevos contratos laborales, cifra 42% inferior a los 236 mil 260 procesados por la entidad para el mismo período del 2019, previo a la pandemia.
De la totalidad de los contratos reportados en 2022, 65% son temporales, lo que es igual a 2 de cada 3 nuevos contratos.
Cuando se consideran los acuerdos de trabajo que se tramitaron de forma digital, la temporalidad alcanza al 75% de dichos contratos, según las cifras oficiales.
Esto es síntoma del alto grado de incertidumbre en el clima para la inversión privada en el país luego de la pandemia, en cuyo primer año, 3 de cada 4 empleos formales del sector privado desaparecieron o fueron suspendidos, dijo René Quevedo, consultor y analista del mercado laboral.
La precariedad del trabajo se ha convertido en uno de los fuertes lastres de la economía panameña, lo que impacta la recolección de impuestos y el aporte de las cotizaciones para tener acceso a la seguridad social y posteriormente a una jubilación. Es decir, que el problema tiene consecuencias en las finanzas públicas ahora y también en el futuro.
Hay que tener presente que los nuevos contratos laborales no implican nuevas plazas de trabajo en su totalidad.
Allí también se incluyen renovaciones de los acuerdos o el reemplazo de personal en puestos que ya existían, pero aún así es un indicador que sirve de termómetro para llevarle el pulso al mercado laboral.
Por ejemplo, en el año 2019 (de enero a diciembre), de los 378 mil 495 nuevos contratos laborales que procesó Mitradel, solo se agregaron 52 mil 40 empleos a la economía, todos informales.
Como referencia y como parte del balance general, según registros del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec), entre octubre de 2021 y abril 2022, se añadieron en total 60 mil 47 informales a la economía.
En octubre de 2021 había en el país 677 mil 875 empleos informales, mientras que para abril de 2022 la cifra se ubicó en 737 mil 922.
Quevedo ha advertido que se está generando prácticamente la mitad de los empleos formales y el doble de los informales que antes de la pandemia.
En este contexto, el Mitradel ha dicho que está intentando poner en marcha una política pública de empleabilidad e inserción laboral, específicamente de los jóvenes y mujeres o personas en condiciones de vulnerabilidad.
Recientemente, Doris Zapata, ministra de Trabajo, sostuvo una reunión con representantes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con el fin de poner en marcha un plan que tenga como eje central las buenas prácticas globales en materia de empleo.
“Abrir nuevas oportunidades laborales, impulsar la capacitación y el fortalecimiento académico, centrado en la gente y el trabajo decente para que nos permita lograr resultados de alto impacto en la reactivación económica del país”, indicó la ministra.
Para Quevedo es importante que el país mejore su clima de inversión porque “la crisis social que se vive inhibe la creación de empleos formales privados y favorece el crecimiento del empleo informal”.


