La educación sigue siendo el punto de partida de todo cambio social. Así lo advirtió Aida Alfaro, al subrayar que el futuro de Panamá se define en las aulas, donde los niños se preparan para ser parte del progreso, la equidad y el desarrollo nacional.
“La educación es casi el único liberador social y el mayor nivelador que tiene una nación”, enfatizó Alfaro, quien fue parte del panel de Café con La Prensa, “Educación y Futuro Laboral; Formando el talento que impulsará la transformación del país”, un conversatorio que retrató la realidad educativa del país, cómo se pueden articular políticas públicas entre la academia, las empresas, el Estado y las organizaciones sin fines de lucro.
Alfaro puso el dedo en la llaga, cuando habló de la realidad de muchos niños panameños, en un entorno altamente vulnerable que rebotará en el mercado laboral y el crecimiento de las empresas a largo plazo.
Hizo llamados urgentes para dimensionar el problema que inicia desde los primeros años de vida escolar.
Ella lidera la Fundación para la Promoción de la Excelencia Educativa y forma parte del comité ejecutivo de La Gran Alianza Educativa. Habla con propiedad.
Aida Alfaro, durante su intervención en el Café con La Prensa sobre 'Educación y Formación Laboral' enfatiza que la comprensión lectora es la base del pensamiento crítico: “Sin ella, no podemos formar jóvenes capaces de analizar, tomar decisiones acertadas ni distinguir entre… pic.twitter.com/PSsFAjNS3p
— La Prensa Panamá (@prensacom) October 28, 2025
Antes de que un niño entre a clases, la desigualdad ya empezó. Alfaro presentó un conjunto de cifras que revelan un sistema en crisis, incapaz de ofrecer las mismas oportunidades a todos:
42% de los niños de 4 años no han recibido ningún tipo de estimulación formal.
Entre 2020 y 2025, el sistema enfrentó 490 días de interrupciones de clases.
57% de los estudiantes de tercer grado no alcanzan el nivel mínimo de lectura.
7 de cada 10 jóvenes de 15 años no tienen competencias básicas en lectura.
7% de los niños y adolescentes ni siquiera están dentro del sistema escolar.
Estos indicadores, dijo Alfaro, son una alerta roja sobre el futuro de la fuerza laboral del país y su competitividad.
La visión de Alfaro plantea una transformación sistémica donde el Estado no actúe solo.“El cambio requiere la participación de todos: padres, docentes, empresas, ONGs y sociedad civil”, dijo.
Actualmente, el 65% de las ONGs agremiadas en la Cámara Panameña de Desarrollo Social trabaja en temas educativos, y el 97% de los grandes donantes del país destina fondos a educación, lo que demuestra —según Alfaro— que existe una voluntad colectiva que debe ser articulada.
Alfaro insistió en que los cambios en educación toman tiempo y que no pueden depender de ciclos políticos.“La falta de un plan nacional de educación y de continuidad entre gobiernos hace que cualquier avance se pierda”, lamentó.
También señaló la ausencia de una cultura de datos y evidencia en la toma de decisiones: “No sabemos qué proyectos funcionan y cuáles no. Seguimos improvisando”.
Hizo un llamado a establecer una gobernanza basada en evidencia, que permita escalar programas exitosos y garantizar sostenibilidad en el tiempo.

