Después de la pandemia, el entorno laboral cambió sustancialmente. La forma en que trabajamos y nos relacionamos en el ámbito laboral se transformó gracias al modelo híbrido y remoto. Asimismo, las exigencias de las nuevas generaciones y su forma de vincularse al trabajo también evolucionaron.
Uno de los mayores retos que enfrentan las empresas es adaptar su cultura corporativa para incorporar estas nuevas transformaciones.
Los millennials y la generación Z otorgan gran importancia al equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Valoran la flexibilidad laboral, que les permite gestionar sus responsabilidades profesionales sin sacrificar su bienestar personal.
La posibilidad de trabajar de forma híbrida o remota es altamente valorada. La consultora EY sostiene que existe una creciente demanda por estas modalidades. El 88% de los empleados en la región desea trabajar de forma remota al menos dos días a la semana, mientras que el 24 % de los empleadores prefiere que los empleados trabajen en la oficina cinco días a la semana, lo que indica una discrepancia en las expectativas laborales.
En este contexto, la generación Z está rechazando ofertas de empleo debido a los altos costos iniciales requeridos, como transporte y vestimenta adecuada. Esto resalta su preferencia por modalidades de trabajo más flexibles, que les permitan reducir estos gastos.
Asimismo, se destaca la importancia de los programas de formación y la existencia de un plan de desarrollo profesional claro.
La ausencia de interacción física puede disminuir el sentido de pertenencia. Según Harvard Business Review, la falta de pertenencia aumenta el riesgo de bajo rendimiento, agotamiento y alienación. La falta de comunicación cara a cara puede generar malentendidos y pérdida de cercanía. Es crucial establecer canales de comunicación claros y efectivos para mantener la coherencia en la cultura organizacional.
Los líderes deben adquirir habilidades para gestionar equipos distribuidos, manteniendo la motivación y el rendimiento. La consultora Mercer señala que todas las organizaciones pueden adoptar una visión más amplia del trabajo flexible y ofrecer una estrategia que beneficie a todos, no solo a quienes trabajan de forma remota.
Es fundamental proporcionar herramientas digitales que faciliten la colaboración y la comunicación, asegurando que todos los empleados estén conectados y alineados con los objetivos de la empresa.
Se trata de adaptar la cultura corporativa a estas nuevas realidades. Los empleados buscan cada vez más trabajar en empresas cuyos valores se alineen con los suyos. Para mantener la cohesión en entornos híbridos o remotos, es fundamental que las empresas comuniquen de manera clara su propósito, misión y valores, asegurando que estos guíen la toma de decisiones y la forma en que los equipos interactúan.
Para avanzar en esta dirección, el liderazgo es clave. Debe ser más cercano, empático y basado en la confianza.
Si el entorno y las expectativas laborales han cambiado, las culturas corporativas deben evolucionar. La competitividad se sustenta en la cultura, y este es un gran reto para las empresas latinoamericanas.
El autor es fundador de Semiotik Consulting.

