"Spasiba [gracias] Moscú". Esta frase bien pudiera describir la experiencia de los visitantes a la capital rusa, principalmente si se trata de su primera vez.
Con una población de alrededor de 12 millones de habitantes, Moscú cuenta con una reconocida y exquisita riqueza cultural e histórica.
Recorrer sus calles, apreciar su arquitectura -con una mezcla de su pasado y un toque de modernidad- hace que fácilmente uno se encante por el lugar.
"Por algo es considerada como la ciudad que nunca duerme”, comenta Antoine, un joven ruso de 25 años. "Y en el pasado Mundial definitivamente que la ciudad estuvo más viva que nunca", recuerda, con una sonrisa, lo vivido en la pasada fiesta mundialista.
A continuación, algunos datos que demuestran por qué es una ciudad que cautiva a sus visitantes.
LA PLAZA MÁS FAMOSA DE MOSCÚ
Uno de los sitios icónicos de Moscú es, sin duda alguna, la Plaza Roja, que posee 330 metros de longitud y 70 metros de ancho.
Cada centímetro es merecedor de ser capturado en imágenes, videos (y por qué no, transmisiones en directo).
Pero, ¿qué ver en la Plaza Roja? Nada más y nada menos que las murallas del Kremlin, el mausuleo de Lenin (que recibe filas de visitantes), la Catedral de San Basilio (construida en el siglo XVI), el Museo Histórico y las Galerías GUM (centro comercial dedicado a la venta de artículos lujosos).
Desde 1990, la Plaza Roja fue incluida, junto al conjunto del Kremlin, en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Cabe destacar que el nombre de la Plaza Roja no tiene relación con el color de los ladrillos que la rodean, ni tampoco con el comunismo.
Se deriva, más bien, de la palabra rusa Krásnaya, que significa "roja", pero en el antiguo ruso significaba "hermosa", en otras palabras, la plaza bonita. En definitiva, su ambiente, luces y música cautivan a cualquiera. 
EL PALACIO SUBTERRÁNEO
Otra visita obligada para el turista es el Metro de Moscú, considerado uno de los mejores del mundo.
Cuenta con cerca de 182 estaciones distribuidas en 12 líneas y una longitud de tendido subterráneo de 298 kilómetros.

La influencia soviética en su construcción (con sus mosaicos y esculturas) es innegable, lo que hace que muchas de sus estaciones sean una verdadera obra de arte. Las estaciones del Metro de Moscú -inaugurado en 1935- no son normales ni corrientes; de allí a que se le conozca como "el palacio subterráneo". En las horas pico se aprecia una verdadera marea de gente que sube y baja escaleras kilométricas. Se estima que, a diario, este servicio de transporte moviliza a cerca de 9 de millones de personas, mientras que los fines de semana se reduce a 4.5 millones.

LOS MEJORES RECUERDOS
Uno de los sitios más visitados por los turistas en busca de los mejores recuerdos de Rusia es Izmaylovo. Allí encuentra desde las populares muñecas “matrioshka” y sombreros, hasta joyas que son promovidas por cientos de comerciantes.
Al visitar el lugar con un grupo de periodistas latinoamericanos, nos encontramos con un vendedor, Asim, quien al notar el acento de los visitantes, haciendo uso de un buen inglés, nos invita a pasar. "¿Panama?", dijo al preguntarle si conocía Panamá.
Entre la promoción (en idioma inglés) que hace de los productos que vende, Asim recordó la gran cantidad de latinos que vio durante la pasada fiesta mundialista, en su mayoría procedentes de México y Argentina. Comentó que las ventas fueron muy buenas: "cerrábamos hasta la medianoche [en un día normal atienden hasta las 6:00 p.m.]". Al finalizar las compras, con una sonrisa, agradeció la visita y pidió un pronto regreso a su tienda. 
Otro punto predilecto por los turistas es la calle Arbat, una avenida peatonal de aproximadamente un kilómetro de largo, y que está ubicada en el centro histórico de Moscú.
En los siglos XIX y XX se la conocía por ser el lugar donde vivía la pequeña nobleza, artistas y académicos. Hoy es una zona bastante animada.
Sumado a los monumentos históricos, posee actualmente una gran cantidad de tiendas, cafeterías y restaurantes para todos los gustos.
En definitiva, las visitas a la catedral del Cristo Salvador, sus numerosos museos, como el del Vodka, demuestran que en Moscú la religión y la arquitectura se funden con una ciudad moderna y bulliciosa, para crear uno de los destinos más emocionantes del planeta.



