Como si de un campamento se tratara, las esquinas de la ciudad de Panamá se engullen de carritos cargados de platillos con sofisticados menús a precios asequibles.
Platos al gusto
Al costado de un estacionamiento en Costa del Este, el food truck de dos secciones, bautizado como Shawarma King 2, reina con comida libanesa, venezolana e istmeña.
Dos chefs se encargan de los fogones, mientras que la venezolana Andreína Domínguez atiende los pedidos de los clientes que luego toman un lugar entre las sillas y mesas sobre un alfombrado verde, sintético y techado.Según Domínguez, al día al menos 70 comensales hacen la parada de rigor en el restaurante para degustar un desayuno o un almuerzo, con costos que alcanzan como tope los siete dólares.

El mar en el escritorio
Para los que asocian el pescado con sitios como Río Abajo o el Mercado del Marisco en la cinta costera, Panamá Prime Seafood es un paso que tienta hasta al más encorbatado de Costa del Este.
Se trata de un food truck decorado convenientemente con dibujos de langostinos y peces que nadan en un fondo negro.
Su dueño, Julio Ramírez, montó el negocio en enero pasado, tratando de llenar ese vacío en las propuestas de almuerzo. Tuvo la visión de concentrarse en la comida de mar, puesto que se sentía indignado de la poca relevancia que se le da al marisco en un país bañado por dos mares.
Platos de camarones al ajillo, filete de pez a la plancha y guacho de mariscos que ronda los 5 dólares por una porción generosa impregnan una de las calles de este sector, que alberga a oficinistas en las torres colindantes.
Precisamente, los oficinistas son los clientes predilectos en Panamá Prime Seafood, gente sin tiempo que desea disfrutar de un bocado diferente en su momento libre.
Sofocando el calor
No solo la comida es parte del menú selecto transportado sobre ruedas, en este negocio floreciente hay espacio para propuestas adecuadas a nuestro clima.
Es el caso de Kona Ice, un helado truck que ha trastocado la presentación del tradicional raspao panameño.
Kona Ice es hielo triturado, aderezado con 22 sabores a escoger y confinado en un vaso de tamaño pequeño, mediano o grande, cuyo costo oscila entre 2 y 5 dólares.

Y para los que el azúcar es un obstáculo en su dieta, hay una presentación que prescinde de ese ingrediente sin afectar el gusto del cliente.
El responsable y socio de Kona Ice, el panameño Víctor Agrazal, explica que el raspao en carro es una idea exportada de una franquicia en Kentucky (Estados Unidos).
La idea original era utilizarlo para festines en colegios en donde se les devuelve el 15% o 20% de las ganancias a la escuela, como un proyecto de responsabilidad social.
Sin embargo, los días en que la agenda carece de eventos escolares, las veredas del Causeway funcionan para sostener el negocio rodante mientras aparecen nuevos contratos.

Fórmula
Al chef panameño Mario Castrellón, del restaurante Humo, le surgió una pregunta: ¿Querrán los comensales pedir platillos para llevar? La respuesta la obtuvo con un sencillo experimento.

Montó el food truck Humo TO GO en Marbella, aprovechando la cercanía de los trabajadores del centro bancario. La respuesta fue inmediata, los clientes se acercaban a pedir sin refunfuñar sus platos.

Mario Castrellón
Chef y dueño de Restaurante Humo
El carro andante dejó de estacionarse, y ahora el servicio lo brindan desde el local del propio restaurante. El Humo TO GO quedó insertado en la memoria colectiva de los comensales con “este experimento”, como lo llama el chef Castrellón.
Cuando el apetito aparca
La necesidad de acercarse a los clientes, especialmente a los trajinados que apenas cuentan con algo de tiempo para darse un goce al paladar, ha convertido a las camionetas en laboratorios gastronómicos que no solo ponen a prueba la habilidad de los cocineros, sino la adaptación de los clientes.
Son los foods trucks, un término que se le asignó a estos carritos de comida en Norteamérica y luego en Europa, donde el ímpetu por comer en la calle cobra auge para marcar el camino prominente de las recetas novedosas servidas al instante.
Con el volcado interés hacia la gastronomía, nuevos graduados del arte culinario ven en los foods trucks su primer chance para lanzarse a hacer sus propios negocios y, por ende, convertirse en sus propios jefes.
Este modelo “le da la oportunidad a jóvenes cocineros con ambición y creatividad de montar su propia cocina gourmet, sin la acostumbrada ruta de crecimiento a través de un restaurante tradicional”, afirma Josué Merced-Reyes, presidente de la empresa global de asesoría y promoción de restaurantes y hoteles, Inter-E-Marketing.
La rapidez en el servicio seduce a los comensales a dar una probada a las propuestas a un costo bajo. “Los clientes buscan una nueva aventura o una experiencia distinta para el paladar”, dice Merced-Reyes.
No en vano en países de Europa se hacen festivales alusivos al bocado que se come de pie y al lado de la oficina, lo que alivia perder tiempo en buscar estacionamientos, pues no solo se ahorra dinero, sino estrés. En Madrid (España), el ‘MadrEat’ convoca a miles de personas cada tercera semana del mes, mientras que en Portugal, en una cumbre del turismo gastronómico celebrada en abril, se abrió un espacio al street food o comida de calle, esto se convierte en panal de miel para críticos culinarios y blogueros de turismo.
Según Merced-Reyes, la venta de comida callejera puede crearle una buena reputación al novato chef en corto tiempo. Conozca cuáles son algunas de las opciones que hay en Panamá para degustar la comida rodante.
