En todas las razas caninas, hubo un evidente trabajo de selección hecho por su creador para llegar a obtener el ejemplar deseado, en morfología y funcionalidad.
El caso de los dachshund, popularmente llamados perros salchicha, es uno de los más particulares, ya que nacen a partir de una mutación genética denominada bassetismo, la que le ha proporcionado a esta raza y otras un largo de patas atípico, acorde con el resto de su cuerpo.
Este rasgo ha sido utilizado para crear ejemplares aptos para cazar bajo tierra, ya que por sus patas cortas podían introducirse en las madrigueras con facilidad y atrapar a los tejones, utilizando también su excelente olfato, proveniente de los sabuesos.
A diferencia de los otros dachshund pelo liso y pelo duro, el pelo largo consigue su aspecto debido al cruzamiento con spaniels, cosa que además de su estética diferente le proporcionó un carácter especial, convirtiéndose en el más apacible de todas las variedades.
Originariamente, estos perros tenían en su mayoría miembros anteriores torcidos, pero en la actualidad la búsqueda de su tipicidad y, según lo marca su estándar, deben ser rectos y fuertes, proporcionando así una mejor movilidad que mejora notoriamente su calidad de vida.
Es importante que su espalda sea también nivelada, y esto no solo por factores puramente visuales, sino porque la correcta estructura ósea evita uno de los problemas más frecuentes en ellos en lo referente a patologías por pinzamientos en sus vértebras.
Su pelo no presenta demasiadas complicaciones, es de sencilla manutención con un cepillado regular. Podemos encontrarlos unicolores, bicolores, arlequines o atigrados, y en tres tamaños diferentes: estándar, miniatura y el más pequeño, llamado para la caza del conejo.
Altamente recomendable para familias son activos, lúcidos, curiosos y maravillosos compañeros en la convivencia.
