Una de las razas más jóvenes, en cuanto a su reconocimiento por la Federación Cinológica Internacional, es el dogo canario. Data del año 2001, donde a pesar de las controversias de algunos criadores españoles, por el cambio de su nombre original (presa canario) y algunas modificaciones de su estándar, se suma a la larga lista de ejemplares aceptados internacionalmente por esta institución.
Según se dice extraoficialmente, el cambio de nombre se ha debido a la asociación de la palabra presa, con la pelea de perros. Si bien su funcionalidad, desde su aparición allá por 1500, siempre ha sido la de guardián y boyero, la incursión de comerciantes ingleses en la isla, comienzan a incorporar en la raza, perros de tipología de lucha, como los bulldog entre otros, cruzas que cambian su morfología en la búsqueda de perros de pelea, situación que permanece hasta 1936, con la prohibición de la riña de perros en España.
En este período, la raza comienza a declinar hasta la creación de un club especialista, que fue determinante, ya que luego de fijar parámetros a seguir, logra en 1989 que la comisión de razas españolas homologue su estándar.
Comprendiendo la historia que involucra a este perro, se entiende la frustración de criadores, que sienten que le han quitado parte de su patrimonio con la actual denominación y cambios de la F.C.I.
Estos dogos son perros fuertes del tipo molosos, con una altura aproximada de 60 centímetros, piel gruesa y elástica, de color atigrado, leonado o arena. Su carácter es fuerte, pero amistoso y equilibrado,. Como con todos los perros de esta línea, es aconsejable su socialización temprana, ya que son ejemplares dominantes y de una gran fortaleza física.
El autor es fotógrafo especialista en animales.
