Pobres los habitantes del estado mexicano de Queretaro. El club local contrató a Ronaldinho como refuerzo de la temporada, y salvo algunos instantes geniales el jugador está lejos de sus tiempos de crack del Barcelona F.C. y de la Selección Brasil de principios de siglo.
Carácter, una virtud con la que cuenta Panamá. Foto: AP.
Por ahora las ilusiones de los fanáticos del Queretaro están en suspenso; y por eso mismo creyeron que iban a tomarse un mejoral con el amistoso México-Panamá. Una tarde de buen fútbol. Por lo menos así lo anticipaba el deseo revanchista de 3 millones y medio de panameños tras el partido perdido contra México en octubre de 2013 y la consecuente eliminación del Mundial de Brasil.
Hernán Darío Gómez, técnico de la Selección Panamá, aseguró antes del partido que se habían achicado las distancias entre ambos equipos. Miguel Herrera, estratega de México, convocó a varios titulares del último Mundial. Gómez llevaba a Pérez, Torres y Quintero. Se antojaba un plato con mucha pimienta. De pronto un partidazo.
Pero fue un fiasco. Un revulsivo. Patadas y bravuconadas para aburrir a 30 mil queretanos y un puñado de panameños presentes en el estadio La Corregidora. Los diarios de México hablan de un partido “gris” o “aburrido”. Un medio digital sintetiza el choque con precisión molecular: cinco minutos iniciales de muy buen juego para Panamá, salida en falso de McFarlane y una oportunidad desperdiciada por “Chicharito”; horrible segundo tiempo, otro error de McFarlane… gol mexicano. Fin.
Panamá perdió este desquite no por falta de carácter. Tiene ya su propia personalidad, y eso es muy importante para lo que viene cuesta arriba. Sobra decir que enfrentó a uno de los mejores representativos de la última Copa del Mundo, eliminado solo por Holanda con un penalti pitado a favor de Robben. El holandés reconoció después que simuló la falta.
Panamá perdió porque todavía le falta fútbol. Debe sincronizar las piezas y no dejar baches en los costados. Cerrar o anticipar los movimientos contrarios. Galopar menos y tocar más en corto.
El gol comprueba las falencias. Un volante mexicano remata a sus anchas desde fuera del área. McFarlane atrapa el balón y lo suelta. Román Torres se desentiende de la marca y corre a salvar el arco. Un mexicano riposta el balón con su cabeza y desencuaderna a McFarlane. Leonel Parris, el otro defensa panameño en la jugada: bien gracias: está a varios metros del otro delantero mexicano. Este dispara, solitario.
Fue un feo gol para definir un partido feo.