Aun cuando todavía falta mucha tela que cortar en este interesante Mundial de Béisbol creo que es oportuno revisar el buen funcionamiento colectivo que hasta ahora ha tenido la selección nacional que esta noche tiene un vital compromiso frente al vulnerable equipo de Japón. Y es que el funcionamiento colectivo de un equipo es fundamental para lograr un buen resultado y ese ha sido precisamente la clave del éxito panameño en una justa mundialista en la que Australia y los países asiáticos han sido la gran decepción.
Panamá, con un modesto equipo por el que nadie daba un centavo, ha tenido un buen desempeño en casi todos los aspectos del juego que le han permitido sacar tres triunfos con los que parece ir rumbo a la clasificación.
Pero el juego en el que realmente comenzó a engranar el equipo fue el que realizó ante Puerto Rico, especialmente en la parte del pitcheo, donde surgieron siempre las dudas por lo verde que lucía este grupo de tiradores, con excepción del colonense Alberto Acosta, sin discusión el lanzador más dominante que hay en la pelota criolla.
Se decía que ahí radicaba la mayor deficiencia del conjunto istmeño pero los abridores se han portado bien y ha sacado los partidos que es lo importante aunque no les fue fácil en los dos primeros juegos, sobre todo contra la artillería de Taiwán que nos bateó 14 imparables y fabricó ocho carreras, incluyendo dos jonrones y cuatro dobletes, en una salida de cinco episodios para el zurdo chiricano Antonio Cuan.
Ni hablar de Grecia, cuyo único aliciente es que está en su primer Mundial y es considerado uno de los más débiles del campeonato. Imagínese, los griegos nos conectaron siete imparables y anotaron tres carreras contra el derecho Paolo Espino, quien a la postre se llevó la victoria en ese encuentro.
Insisto en que ante los boricuas fue donde realmente jugó como equipo Panamá. Claro, la ofensiva istmeña ha sido el mejor atributo del plantel que dirige el ex grandes ligas Einar Díaz, bateando en el momento oportuno.
Pero contra los de la Isla del Encanto tengo que reconocer que la combinación del pitcheo fue buena con un Acosta intratable, respaldado por Eliécer Navarro, el relevista clave en el medio y cerró la puerta el corpulento Yeliar Castro.
La defensa lució hermética, primordialmente el antesalista Javier Castillo y el patrullero coclesano Luis Castillo.
Sin embargo, nos quedan los equipos más fuertes y ojalá se mantenga así el funcionamiento colectivo del equipo.
