20 DE AGOSTO
Bajo el titular “Las historias del Canal”, La Prensa publicó un artículo de Ramón A. Mendoza (13 de agosto de 2015), en el que su autor ensaya una analogía entre el escándalo financiero protagonizado por la compañía francesa que, desde el liderazgo de Ferdinand de Lesseps, fracasó a finales del siglo XIX en su esfuerzo por construir un canal por Panamá, con las reclamaciones hechas a la Autoridad del Canal por Grupo Unidos por el Canal (GUPC).
El esfuerzo francés tuvo dos aristas de corrupción: La mayor fue lo que se conoció como el “escándalo de Panamá”, protagonizada por de Lesseps y otros socios de la Compañía Universal del Canal Interoceánico, y una de menor cuantía representada por familiares y allegados del expresidente Theodore Roosevelt y sus secretarios de Guerra, William Taft, y de Estado, Elihu Root, y el abogado William Nelson Cromwell.
En el primer caso, se usaron recursos de la compañía francesa para sobornar a periodistas, a fin de evitar que se hicieran eco del incipiente fracaso y, en su lugar, crearan una imagen favorable al proyecto, y para comprar el apoyo de los políticos. De Lesseps, su hijo Charles y otros ejecutivos fueron enjuiciados y hallados culpables, y más de 800 mil accionistas perdieron su dinero. Fue el mayor escándalo financiero del siglo XIX.
En Estados Unidos, la presunta corrupción fue denunciada por el entonces director del diario neoyorquino World, Joseph Pulitzer, de cuyo nombre se creó el premio más famoso de periodismo. Alegaba que los $40 millones pagados por Estados Unidos en compensación a los franceses en realidad pasaron a ser manejados por el banco J.P. Morgan, que entregaría $15 millones al liquidador francés y repartiría el resto a un “sindicato financiero” del que formaban parte los allegados a Roosevelt. La denuncia enfrentó a Pulitzer con Roosevelt, quien lo denunció por calumnia ante una corte del distrito de Columbia. El juez falló en 1910 a favor de Pulitzer, pero este apeló ante la Corte Suprema de Justicia, intentando un precedente que protegiera la libertad de prensa. El fallo definitivo a favor de Pulitzer se produjo el 3 de enero de 1911.
En la ampliación del Canal no se ha producido escándalo alguno, pues la administración ha manejado el proyecto con absoluta transparencia y en el marco del contrato. El contratista del tercer juego de esclusas ha formulado una cantidad exhorbitante de reclamos, que muchos consideran – equivocadamente – fait accompli (un hecho consumado). En efecto, una cosa es lo que reclame GUPC y otra, muy distinta, lo que se le vaya a reconocer en cualesquiera de las tres etapas de reclamos.
Hasta agosto de 2015, nueve son los reclamos por $2, 238 millones hechos en primera instancia. Uno por $31 millones ha sido aprobado, cinco han sido negados y tres por $52.5, $2.8 y $1,405 millones están en revisión. A segunda instancia (Junta de Resolución de Conflictos) han pasado 17 reclamos por $389 millones, de los cuales se han pagado $43.2 millones. A nivel de arbitraje, se han elevado tres reclamos por $795 millones, de los que se han pagado $233.2 millones. Con base en los precedentes, es improbable que GUPC logre apenas una fracción de lo reclamado, pues no solo tiene que sustentar los montos, sino su mérito.
Todo ese procedimiento está previsto en el contrato y la ACP ha sido firme en su posición de mantenerse dentro del mismo. A principios de 2014, GUPC propuso negociar el monto, aplicando normas del sistema de contrataciones públicas del gobierno. En semejante escenario, sí se hubiese producido el riesgo de un escándalo, habida cuenta de que esa fórmula habría involucrado en el proceso al gobierno del expresidente Ricardo Martinelli.
Afortunadamente, la administración de la ACP impuso su criterio de que su relación con GUPC debía regirse por el contrato pactado.
