Ana Teresa Benjamín abenjami@prensa.comEs rubia, es tenista y anda de novia con un cantante con el que forma jolgorios de antología en los cuartos de hoteles. Es una chica linda que desde muy joven demostró tener talento para la raqueta, pero que a su veinte es más famosa por su belleza que por su destreza deportiva.
Se trata de Anna Kournikova, por supuesto. La niña que se dio a conocer cuando sólo tenía 9 años y participó en un torneo oficial en Moscú, en donde tuvo una muy buena participación. En seguida varias personas pusieron los ojos sobre ese ser de largos cabellos rubios y ojos azules.
Dos años más tarde, Anna estaba en Miami con sus padres -Alla y Sergei Kournikova- listos para empezar la carrera profesional en la escuela de Nick Bolletierri, el entrenador que la llevaría a las grandes ligas.
A los 14 años fue la tenista más joven en ganar una competencia de la Fed Cupen de 1996, y también a esa edad ganó el Campeonato de Europa. En 1995 era ya la número uno en el ránking mundial junior.
Pero el año 1996 fue el mejor de su carrera. Eso dicen los registros que hay de ella en la red. Escaló 224 puestos en la clasificación mundial para pasar del número 281 al 57, y en 1997 se convirtió en la segunda jugadora de la historia en alcanzar la seminifinal de Wimbledon al debutar en este torneo.
Todavía se recuerda la actuación que tuvo en 1999 en el Open de Australia, cuando junto con Martina Hingis se llevó el trofeo de dobles.
Pero desde entonces la rubia Kournikova no ha tenido mayores triunfos. De hecho, los conocedores dicen que aunque ha tenido una carrera buena, ésta no ha sido espectacular.
Pero Kournikova sigue en la boca de todos porque toda ella es un ícono publicitario, una máquina de hacer dinero.
La tenista rusa venida a modelo es imagen de los relojes Omega, de los productos Adidas, Yonex y Berlei. También promociona equipo de tenis de Guterman International y se pueden comprar posters de ella en la red hasta por ocho dólares. Siempre que no estén agotados, claro. También hay calendarios de esta mujer de 1.73 metros de altura y 123 libras de peso en diversas poses y ropas, a sólo un click de los calendarios y posters de la voluptuosa Pamela Anderson. Dos rubias, diferentes 'targets'.
En la 'web' hay un 'site' oficial de ella en donde los fans pueden pasar un rato enterándose de las últimas buenas obras de la rusa, de sus movidas publicitarias (www.kournikova.com) . Hasta se puede curiosear por su 'journal'. Sí, parece que todos quieren saber qué piensa la rubia. Ella los complace, aunque sea con comentarios superficiales y escuetos sobre su vida.
Pero Kournikova está otra vez en la palestra no por otras fotos en topless con Enrique Iglesias. Ni siquiera porque esté en medio de otra campaña publicitaria de sostenes deportivos. Ahora su salto a los medios ha venido de la mano de la pelea legal que sostiene con sus padres. ¿La razón? Una casa en Miami con siete habitaciones y un costo de cinco millones de dólares.
Bien lo ha dicho uno de los abogados de los esposos Kournikova: "el hecho de que haya una demanda indica que la relación familiar no es muy buena". Así pues, tras esa sonrisa de ángel se esconden líos grandes.
La querella de los Kournikova se dio luego de que Anna decidiera echarlos, aduciendo que la casa se había comprado "enteramente" de su bolsillo. Sus padres, sin embargo, alegan que la casa es de los tres y que ellos tienen tantos derechos como los tiene ella. Al parecer, la relación se deterioró luego de que Anna decidiera contratar a un entrenador y empezar a manejar sus finanzas, algo que hasta ahora han hecho sus padres.
¿Sobre su carrera profesional? Qué importa eso. Sus fans están felices con saber que, además del tenis, a Anna le gusta leer, bailar y comer chocolate. Que muere por el sushi y un buen pedazo de carne. Y que igual de adorable se ve con ropita deportiva y sonrisita de niña, que con 'lipstick' rojo sobre un sofá de cuero que agarra con fuerza y furia, como si Enrique Iglesias estuviera haciéndole 'striptease'.
Esa es Anna Kournikova. La tenista. La modelo. La novia de Enrique Iglesias. Una de las 50 personas más bellas del mundo, según dijo una vez la revista People.









