La muerte del boxeador colombiano Carlos Meza, el pasado 3 de diciembre, todavía retumba en la mente de los aficionados al boxeo y de aquellos no tan cercanos al deporte. El hecho de que un boxeador muera en un tinglado en tierras panameñas no es algo de todos los días. Meza, un púgil con muchas ilusiones y futuro prometedor en el boxeo, se convirtió en el tercero; le precedieron otro colombiano y un panameño.
El primer caso sucedió hace 59 años, el 13 de julio de 1946, en la Arena de Colón. Aquella fatídica noche se enfrentaron el panameño Sammy Medina y el colombiano Beby Uribe. El primero ganó por nocaut en nueve asaltos; luego de la pelea, Uribe falleció.
La historia se repitió en agosto de 1985, cuando en el desaparecido gimnasio Neco de la Guardia, de la ciudad capital, se enfrentaron Bernardino Moreno y Miguel Urriola. Moreno se alzó con el triunfo antes del límite. Sin embargo, luego ocurrió lo imprevisto. Después del combate, murió en su residencia en La Chorrera. Finalmente, esta semana, y luego de cuatro días de permanecer hospitalizado en estado de coma, Meza se incorporó a la lista de púgiles que encontró la muerte tras un match de box en Panamá.
Los colombianos tienen una relación trágica con el boxeo. Según la estadística, son nueve los púgiles de ese país que murieron por la práctica de este deporte. La lista se inicia con Beby Uribe (1946), Saúl Aparicio (1946), Rubén Barrio (1950), Bonifacio Periñán (1951), quien murió en un combate ante el panameño Al Barraza en Colombia, Jairo Gutiérrez (1965), Freddy Prince (1980), Guido Triviño (1992), Jimmy García (1995) y ahora, Carlos Meza (2004).
El INDE responde
Luego del fallecimiento de Meza, y de los lamentos por su muerte, empezaron las autocríticas. El Instituto Nacional de Deportes (INDE) aseguró que "necesitamos un instrumento legal que obligue a la Comisión Profesional de Boxeo a contar con un seguro de vida para los boxeadores", acotó Luis Celis, subdirector de la entidad.
Lo que plantea el INDE no sería una solución, sino un resguardo para los boxeadores y sus familias: para el primero, representaría la seguridad de una atención médica más rápida y efectiva. Para sus familiares, el consuelo de un resarcimiento en dólares, en caso de que el desenlace lo incapacite para siempre, o sea mortal. En el caso de Meza, que dejó dos hijos huérfanos, su esposa recibirá más de 9 mil dólares, según informó la empresa organizadora del espectáculo Mr. Kick Promotions.
En Panamá se organizan 12 espectáculos de box por año, con un promedio de 10 combates en cada noche. El dinero que se mueve en estos eventos no es significativo, al menos para el que recibe los golpes. La cifra ronda los mil dólares por el encuentro, pero el apoderado se lleva el 33% de ese pago; y el boxeador debe repartir el 67% restante con su entrenador, con una cifra a convenir. En suma, entre el riesgo que asumen en el ring y el dinero que les queda de las bolsas, los boxeadores dan mucho más de lo que reciben.
"El Rockero": perder el título, perder la vida
Solo dos boxeadores panameños perdieron la vida a causa de los golpes en el ring. El primero de ellos fue Bernardino Moreno que falleció en agosto de 1985 tras una pelea ante Miguel Urriola en el gimnasio Neco de la Guardia. Lo singular, en este caso, no fue sólo su muerte, sino que había ganado el combate en nueve asaltos. Pero falleció en la misma noche, poco después de llegar a su casa en La Chorrera.
El segundo caso ocurrió en junio de 2002, cuando Pedro Rockero Alcázar, de 26 años, protagonizó su segunda defensa del título supermosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Alcázar murió dos días después de su pelea con el mexicano Fernando Montiel.
Durante la pelea en Las Vegas, el mexicano mantuvo el control, hasta que en el sexto asalto el árbitro detuvo las acciones.
Para el médico Flip Homansky, miembro de la Comisión Atlética del estado de Nevada, y quien atendió a Alcázar, el púgil no presentaba heridas de consideración. El médico expresó luego su sorpresa por el trágico final del Rockero. "Por alguna razón tenía inflamado el cerebro", comentó el especialista.
Al día siguiente del combate, Alcázar paseó por Las Vegas. Cerca de las seis de la tarde sintió un leve dolor de cabeza. Tomó un Tylenol. Luego, fue encontrado inconsciente en el baño del hotel.
"No presentó ningún otro síntoma; esta muerte es muy extraña, nunca en mi experiencia había visto algo similar", explicó Homansky. Sus herederos jamás recibieron los 125 mil dólares que le correspondían por el seguro de vida.
