Y la imagen evoca a la perfección el barroco, la exuberancia de las palabras que caracterizaron al creador de El siglo de las luces (1962), una novela bisagra entre dos mundos, el europeo y el americano, como el propio Alejo Carpentier.
Hijo de la cultura europea y amante de la caribeña, dedicó su vida a buscar y establecer las conexiones entre ambas, pero también aquello que pudiese servir para hablar de la especificidad latinoamericana. Lo encontró en lo que llamó "lo real maravilloso", antecedente del realismo mágico que luego fue protagonista del boom literario del continente.
Lo real maravilloso, cuyas características desarrolla en el prólogo a su novela El reino de este mundo (1949), sirve en opinión de Carpentier para describir la forma en que se vive en Latinoamérica. Su paso por París en los años 30, exiliado por la dictadura de Machado en Cuba, lo había puesto en contacto con el surrealismo, pero este movimiento no le parecía del todo adecuado para su región.
Carpentier nació en La Habana, hijo de un arquitecto francés y una madre rusa aunque de formación francesa. Desde pequeño tuvo un intenso contacto con los libros y la música, su otra gran pasión, que estuvo siempre presente en sus obras literarias.
En 1927 pasó unos meses en la cárcel por sus actividades contra la dictadura de Machado, y allí escribió su primera novela, Ecué-Yamba- O, sobre el afrocubanismo. Con la ayuda del poeta surrealista francés Robert Desnos, que le dio su pasaporte, Carpentier logró salir de Cuba y se estableció en París, donde vivió durante 11 años.
En 1939 regresó a Cuba huyendo del nazismo en Europa. En esta época surge El reino de este mundo.
En 1945 es invitado a organizar una emisora de radio a Venezuela, y se quedará allí hasta la victoria de la Revolución Cubana en 1959, cuando regresa a la isla. En Venezuela escribirá Los pasos perdidos (1953), sobre un músico que se interna en la selva del Orinoco en busca de instrumentos antiguos, y El siglo de las luces, de la historia de la Revolución Francesa en suelo americano.
Además de lo real maravilloso, Carpentier desarrolló una teoría acerca de lo barroco en América, que en su opinión caracteriza a lo criollo: la transformación, la innovación, el constante rehacerse.
Aquí destacan El acoso (1956), escrita como una sinfonía, y Concierto barroco (1974), sobre la primera ópera con motivo americano, Moctezuma, de Vivaldi.
Carpentier trabajó para el gobierno revolucionario cubano al frente de la Editorial Nacional y como agregado cultural en la Embajada en Francia. Unos años antes de su muerte, en 1980, se convirtió en el primer latinoamericano que obtuvo el Premio Cervantes en España.
