Ana Teresa Benjamínabenjami@/prensa.comTodo empezó porque Margarita y Carmen Córdoba quisieron convertir su pasión casera en una fuente de ingresos.
Corrían los años 40 y ambas mujeres conocían bien los secretos de esos dulces que ahora son de antaño, como la jalea de guayaba, las delicias del dulce de cacao y la delicadeza de la miel de ángel.
Con todo ese conocimiento en sus manos, en sus corazones y en sus mentes, las hermanas se lanzaron al ruedo y crearon Dulces Córdoba, una empresa que empezó sin un rumbo muy definido, pero que ahora goza de una popularidad envidiable.
Con el paso de los años –y las décadas–, Dulces Córdoba fue creciendo en tamaño y pasando de generación en generación. Hoy lo administra Dilian de Secchi, esposa de Carlos Guillermo Secchi Córdoba, familiar de las fundadoras de la empresa.
Hace 11 años, cuando Dilian se casó con don Carlos, alguna idea tenía de lo que le esperaba. Había estudiado administración de empresas y trabajado durante varios años en un negocio familiar que se dedicaba a la venta de repuestos electrónicos. Dilian admite, sin embargo, que nada sabía sobre cómo preparar dulces.
De hecho, aunque es la responsable del negocio, las recetas están a cargo de tres per sonas que, diariamente, se enfrascan en la cocina para preparar los productos.
Además de los pasteleros, en Dulces Córdoba laboran otras dos personas que se encargan de atender a los clientes en el mostrador y de tomar los pedidos.
Diariamente llega al local de Dulces Córdoba la leche que se utiliza para preparar los bocadillos que tan famosos los han hecho: el pastelito de plátano, los huevitos de leche, las coca ditas de coco, los suspiros, los merengues y el manjar blanco.
"Nuestro secreto es no des mejorar la calidad y cumplir fielmente con los pedidos que recibimos todos los días", cuenta Dilian. "Nuestra leche es de primera calidad".
Ricos y famosos
¿Lo que más se compra? Pues los huevitos de leche y los pastelitos de plátano.
"A la señora Mireya Moscoso le encantan los pastelitos de plátano", comenta.
Pero además de la ex presidenta, a las puertas de Dulces Córdoba han llegado personajes de todo tipo, como el publicista y cantante Pedrito Alta miranda, el atleta Irving Saladino y el tipiquero Osvaldo Ayala.
"Ahora que está la feria, segu ro viene Osvaldo Ayala, que siempre compra varias cajas de dulce", dice Dilian.
Cada vez que alguno de estos famosos visita el local, Dilian les pide los autógrafos y va corriendo al local contiguo: el Foto Estudio Digital.
Allí entra y encuentra a Arquímedes Gómez, con la cámara siempre al hombro, y le pide que le tome las fotografías para el recuerdo.
Dilian lo cuenta y se divierte, porque entre venta y venta de bocadillos ha conocido a famosos y hecho aún más popuar el negocio.
Es así cómo, 60 años después de la aventura que emprendieron Margarita y Carmen Córdoba, Dulces Córdoba sigue endulzando paladares de los chiricanos y de cuantos llegan. A todos los hace felices.
"Las matemáticas están funcionando", admite Dilian, complacida. "No me puedo quejar".
