Roberto Alfaro Estripeaut llegó a la jungla de Washington en enero del año pasado, con una clara idea de lo que él iba a cazar: un tratado de libre comercio y una designación de "puerto distante" para Panamá. Con ello, Alfaro retomaba una labor que había iniciado durante el gobierno de Guillermo Endara, cuando él firmó un "acuerdo marco" de libre comercio con el presidente George Bush, padre.
Hoy, 18 meses después de haber llegado a Washington, Alfaro se retira de la Embajada dejando un logro innegable: Estados Unidos aceptó negociar un acuerdo bilateral de libre comercio (TLC) con Panamá y esas negociaciones ya están en la recta final. Además, Alfaro dice estar confiado de que Estados Unidos pronto anunciará el cambio de designación en cuanto a los puertos, cosa que facilitará el turismo de pasajeros de cruceros por el istmo.
La siguiente entrevista se celebró en Washington el pasado 20 de julio, en el despacho del embajador. Alfaro hizo un repaso de los temas pendientes en las relaciones con Estados Unidos y ofreció algunas recomendaciones para embajadores futuros. Lo mas revelador, sin embargo, fue su descripción de la estrategia que el gobierno actual utilizó para promover el TLC. Fue una estrategia multidimensional que podría servirle de guía a cualquier futuro embajador panameño, sea en Washington u otro lugar. Son siete pasos hacia el alcance de un objetivo diplomático
1. Borrar temas espinosos de la agenda bilateral
Sumado a la obvia necesidad de crear un clima positivo para el lanzamiento de una iniciativa diplomática, Alfaro opinó que atender temas "negativos" le restaría tiempo y recursos a los temas "positivos". En este caso, Alfaro decidió que la limpieza de los polígonos era un tema "negativo" y que él no lo atendería personalmente. El tema quedó en manos de la Cancillería.
Por otro lado, había cierto numero de temas "estancados" entre los dos países, principalmente con relación a problemas con inversionistas. Se hizo una lista de estos y se puso énfasis en irlos resolviendo.
2. Generar buena voluntad del otro lado
Junto a limar asperezas y borrar temas "negativos" de la agenda, Alfaro juzgó que las realidades diplomáticas requerían que Panamá apoyara a Estados Unidos en la guerra contra Irak, en la guerra contra el terrorismo, y en organismos internacionales como la Organización Mundial de Comercio. Si hay quienes critiquen que Panamá fue demasiado complaciente frente a Estados Unidos, Alfaro reconoció que muchas de esas decisiones se tomaron porque él recomendó que los beneficios para el país lo justificaban.
3. Tratar el tema al más alto nivel gubernamental que sea posible
No todos los temas pueden tratarse a nivel presidencial pero ciertas iniciativas jamás prosperarán si son relegadas al manejo de funcionarios de nivel bajo o intermedio. En el caso de TLC, según Alfaro, se decidió que del lado estadounidense, el tema estaba estancado a nivel de subsecretario de gabinete y que era necesario elevarlo a nivel presidencial. Alfaro gestionó que el presidente George W. Bush concediera una cita a Moscoso para que ella pudiera discutir el tema de presidente a presidente.
4. Convencer al otro lado de que esto les conviene
Entre los muchos países que querían un TLC con Estados Unidos, Alfaro relata que cuando él llegó a Washington, "Panamá estaba de último en la lista". Eso solo cambiaría, pensó Alfaro, si se lograba persuadir a los norteamericanos de que un TLC con Panamá les convenía a ellos mismos. Panamá le presentó a los estadounidenses un estudio (position paper) en que los tres argumentos principales eran que el TLC ofrecería tremendas oportunidades para empresas norteamericanas en cuanto a la expansión del Canal; que el TLC fortalecería lo que ya era un importante lazo comercial, puesto que ningún otro país del mundo tiene la relación de 4 a 1 en importaciones frente a exportaciones que Panamá tiene con Estados Unidos; y que el TLC crearía una prosperidad y estabilidad en Panamá que es esencial para la seguridad del hemisferio y del Canal.
5. Crear apoyo doméstico de ambos lados
Se creó una comisión de respaldo empresarial en ambos países -Panamá y Estados Unidos-y se coordinaron esfuerzos entre el sector público y el privado. USPA (el Consejo Empresarial Estados Unidos-Panamá) que mantiene una oficina en Washington bajo la dirección de Juan B. Sosa, ex embajador ante la Casa Blanca, jugó un papel vital en esto, como también lo hizo la Cámara de Comercio de Panamá.
6. Asegurar respaldo parlamentario
Había que tener en cuenta que todo tratado firmado por Estados Unidos requiere la aprobación del Congreso estadounidense. Según explica Alfaro, él comenzó una rutina de visitas semanales al Congreso para cabildear hacia el TLC y buscar una figura que liderara la posición pro-TLC en el Congreso. Ese "campeón" del TLC con Panamá es el congresista republicano Rick Renzi, cuyo padre --Eugene Renzi-- es un ex militar estadounidense que trabajó en Panamá y es ahora el presidente de USPA en Estados Unidos. Como parte de este esfuerzo, también se organizaron giras a Panamá para congresistas y sus asesores.
7. Contratar asesores y cabilderos
No siempre es necesario, pero en este caso el gobierno de Moscoso dispuso contratar a cuatro empresas de asesoría y cabildeo en Washington. Madigan, Johnson, Griffin, & Peck fue contratada para cabildear a favor del TLC; mientras que Arnold & Porter y Sandler, Travis, & Rosenberg está asesorando al equipo panameño en cuanto a tácticas de negociación. Además, la embajada contrató al bufete de Tew Cárdenas para gestionar el cambio de designación en los puertos. También se estableció contacto con personas de influencia en Washington, como el panameño Raúl Romero, un íntimo de Bush que es descrito por algunos analistas como "el latino mas influyente" de Estados Unidos.

