El debate empieza, pero la razón que lo originó se va. Los gigantescos pósters de chicas semidesnudas, localizados en algunas de las principales vías de la ciudad serán removidos hoy, informó la Alcaldía de Panamá.
Pero las quejas ciudadanas ya habían causado la remoción de uno de esos carteles, ubicado cerca de una academia infantil de karate, en la intersección de las calles 50 y Cincuentenario.
Un acuerdo municipal –el No. 72 de 26 de junio de 2000– regula la instalación y control de la “publicidad exterior” en la capital. El acuerdo básicamente regula las dimensiones y la estructura física que las sostiene. Solo un artículo de la norma se ocupa de la publicidad: “... el contenido de esta es libre, por lo cual no está sujeto a censura previa. El Alcalde, sin embargo, podrá ordenar libremente la remoción o la modificación de aquellos anuncios que, por el mensaje que transmiten o por la forma en que se exponen, sean contrarios a la moral y las buenas costumbres”.
Aunque consideró que el aviso de Elite es “ofensivo”, el alcalde Juan Carlos Navarro dijo que renuncia a la facultad que le otorga este acuerdo municipal. “La Alcaldía de Panamá no tiene la vocación de censura, por el contrario, creo en la libertad de expresión... el único organismo facultado para ejercerla es la Junta Nacional de Censura”, comentó.
Si se acepta censurar el contenido de la valla, dijo el Alcalde, luego se podrá hacer lo mismo con otros medios, ya sea radio, televisión, internet o periódicos. “En todos hay publicidad, programas y noticias que pueden ofender a alguien del público”, indicó Navarro.
Cuando hay quejas por la publicidad exterior, se opta por pedirle a la empresa responsable que la modifique o la elimine –dijo– como ocurrió con el aviso que vendía zapatos con la imagen de una pareja en pose sugestiva. “No creo en el doble discurso, [como el de] un medio que cree en la libertad de expresión y nos pida censura para otros medios”, comentó Navarro con ironía.
El asesor jurídico de la Alcaldía de Panamá, Juan García, cree que es muy difícil definir qué es contrario a la moral. ¿Esto es inmoral?, se pregunta García, mientras muestra la copia del último aviso de Elite: una rubia con un diminuto vestido de baño. Para determinar eso se deben utilizar criterios muy subjetivos y eso es trabajo de la Junta Nacional de Censura, se excusó el abogado.
El detalle es que la Junta de Censura no funciona, dijo García. En respuesta, Aida de Velásquez, directora de la Junta Nacional de Censura, recomendó a la Alcaldía que antes de otorgar permisos para instalar las vallas, se les avise. “Como no tenemos suficientes supervisores, debemos esperar las quejas ciudadanas”, justificó.
Las vallas de Elite tienen un mensaje para adultos que, de haber pasado antes por la Junta de Censura, se le hubiese “exigido más recato”, dijo. Al menos eso, ya que por el lugar pasan muchos niños, sustentó.
En tanto, García insistió en que el anunciante puede argumentar que su negocio es legal o que no infringe la ley al utilizar trajes de baños o que en Panamá hay libertad de expresión.
Tratar de impedir la exhibición de esos anuncios es complicado, pues el anunciante no gestionó directamente ante la Alcaldía de Panamá la colocación de sus avisos publicitarios.
Las vallas que exhiben los carteles de Elite pertenecen a Panamerican Outdoor Advertising, empresa que, a su vez, las alquila para Elite.
Erick León, gerente de operaciones de Panamerican, reconoció que los avisos de Elite tienen un contenido “más alto” de lo normal, “pero decidir qué se puede y qué no, es un poquito difícil”.
