Después del incidente de la Tajada de Sandía, en 1856, las luchas obreras e inquilinarias en los años 20, el rechazo al tratado de bases en 1947, la Operación Soberanía en 1958 y el glorioso 9 de enero de 1964, los panameños se habían esforzado, ofrendando hasta su sangre, por trazar un sendero hacia el logro de la soberanía total, el cual no admitía vuelta atrás. Esa lucha de generaciones se convirtió en la segunda religión mayoritaria de los panameños, la cual tuvo su clímax el 7 de septiembre de 1977 con la firma de los tratados por el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter y el jefe de Gobierno de Panamá, Omar Torrijos Herrera, y su desenlace 23 años después con la reversión de la vía acuática y la salida de las tropas norteamericanas del istmo.
Sin embargo, para muchos panameños la fecha pasa inadvertida dentro del diario bregar, lo que revela que ha perdido para el panameño una parte del valor histórico que debiera tener.
Paraguas del Pentágono
Si bien la negociación de los tratados fue un esfuerzo titánico del régimen militar que gobernaba Panamá en esos instantes, mucho se ha criticado su alcance, a pesar de haberle puesto "fecha de cumpleaños" a la presencia norteamericana, como lo definía el extinto general Torrijos.
El Pacto de Neutralidad, tantas veces denunciado por nuestros juristas, juventud y pueblo en general, sigue pesando como una nube negra sobre la patria y como estigma del aporte valioso que ofrecieron negociadores como el ex canciller Juan Antonio Tack, Carlos López Guevara, Rómulo Escobar Bethancourt, Aristides Royo, Diógenes De La Rosa y muchos otros patriotas.
No fue perfecto
Florencio Díaz, de 25 años, dirigente del Bloque Popular Universitario, en la Universidad de Panamá, considera que la firma del Tratado Torrijos Carter fue un acontecimiento histórico para la anhelada soberanía del pueblo panameño sobre el enclave de la Zona del Canal.
Sin embargo, criticó que el mismo no fue del todo abarcador, ya que si bien nos devolvió el dominio territorial, aún se mantiene vigente el Tratado de Neutralidad, que le permite a Estados Unidos intervenir en nuestro territorio cuando lo considere conveniente a sus intereses bélicos y económicos.
Díaz, un estudiante de sociología, considera que a 27 años de haberse firmado esos pactos y de haber revertido la vía acuática a control panameño, hay que recordar a los mártires de enero de 1964 y a todos los panameños que lucharon por alcanzar la soberanía total, los cuales señalan que la lucha no ha concluido, toda vez que aún surgen amenazas a esa soberanía, revestidas con otros ropajes como son los tratados de libre comercio.
Torrijos vs Torrijos
Díaz sostiene que el desenvolvimiento de los hechos históricos coloca a sus protagonistas en coyunturas en que se pondrá a prueba su conciencia nacionalista y si son consecuentes con los intereses de la patria.
El 7 de septiembre de 1977, el entonces jefe de Gobierno, general Omar Torrijos Herrera, recibió el voto de confianza del pueblo panameño para firmar un tratado que pondría fin a la presencia de las tropas y gobernadores norteamericanos en Panamá. Hoy, 7 de septiembre de 2004, tras la reversión del Canal a manos panameñas, el nuevo presidente, Martín Torrijos Espino, hijo del personaje que firmó los pactos canaleros, está ante otra histórica decisión que puede lesionar nuevamente a la patria como lo hizo el nefasto tratado Hay-Bunau Varilla: la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos de América.
"Martín Torrijos tiene en sus manos, en este período, el poder de decirle no al tratado de libre comercio y no al embalse de la nueva cuenca que afectará a miles de campesinos", señaló el dirigente.
Según Díaz, este tratado comercial desfavorecerá al país, ya que permitirá a la potencia del norte incidir, a través del mercado, no solo en la vida económica de Panamá, sino en lo cultural, lo laboral y en lo político.
Opiniones disímiles
Pero no todos piensan como Florencio Díaz y sus compañeros del BPU, del Frente Estudiantil Revolucionario (FER-29) o de Pensamiento y Acción Transformadora (PAT) en los predios universitarios.
Tomás Gálvez, de 20 años, estudiante de Comunicación Social, con mucha franqueza planteó su disconformidad con la firma de los tratados. Dijo que antes de los pactos existían muchas oportunidades de trabajo para los jóvenes, sobre todo en las vacaciones de verano. Cuando se fueron ellos (los norteamericanos) miles de panameños quedaron sin empleo. Tal vez muchos de los que estamos ahora en la Universidad estaríamos laborando.
Gálvez recuerda que cuando estuvo en sexto año realizó su práctica profesional en la Comisión del Canal, lo que fue para él una grata experiencia. Por eso considera que el tratado Torrijos Carter ha traído más mal que bien a los panameños.
Cuestionado sobre el tema de la soberanía, opinó que esa lucha es positiva, pero antes de negociar los tratados se debió tomar en cuenta la cantidad de desempleo que iba a generar la salida de los estadounidenses. En suma, Gálvez cree conveniente realizar una revisión de las relaciones de Panamá con Estados Unidos debido la necesidad de esa inyección económica que representaba Estados Unidos en el istmo.
Igual piensa Madeleine De Gracia, estudiante de publicidad en la misma facultad. Ella considera que el citado pacto canalero no ofreció las oportunidades (de empleo) que existían antes y que, por lo tanto, a 27 años de la firma, debieran revaluarse nuestras relaciones con el Coloso del Norte. Para Madeleine, no se vive una real soberanía en las áreas revertidas –por las que tanto se luchó– dado que no han rendido el beneficio social esperado.

