ASESINATO.ROMERO MURIó EN 1980 A MANOS DE UN COMANDO ULTRADERECHISTA.

El defensor de los oprimidos

El defensor de los oprimidos
Cientos de salvadoreños culminaron el sábado la conmemoración del 25 aniversario del asesinato del arzobispo, en la que también elevaron plegarias por la muerte del papa Juan Pablo II.

Alexs Osorio H.aosorio@prensa.comEntre los numerosos mártires recientes de la Iglesia en todo el mundo, el arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero representa para muchos el compromiso con la defensa de los pobres.

Veinticinco años después de su asesinato, Romero –considerado un comunista en su pasado– es visto como un hombre del evangelio y de los pobres, al punto de que en el Vaticano se sigue un proceso para su beatificación.

El arzobispo fue asesinado por un comando ultraderechista de un tiro al corazón. Tenía entonces 63 años de edad. Los hechos ocurrieron el 24 de marzo de 1980, cuando oficiaba una misa en la capilla de un hospital para enfermos de cáncer en la capital salvadoreña. Su muerte precipitó al pequeño país centroamericano a una guerra civil que terminó 12 años después con un saldo de al menos 75 mil muertos.

En sus homilías, al inicio de la guerra civil salvadoreña, Romero dejó clara su oposición a la represión gubernamental contra la población civil y a la injusticia social. Fue justamente esa posición la que le costó la vida.

El popular jerarca católico denunciaba las matanzas de los militares y el accionar de los escuadrones de la muerte –grupos ultraderechistas clandestinos relacionados con los militares– que mataban a guerrilleros y a sus simpatizantes. Además denunciaba a las clases pudientes del país que pagaban salarios de miseria a los trabajadores humildes.

Su sentencia, para muchos, fue el llamado que hizo un día antes de su asesinato. El arzobispo clamó contra todos los que ensangrentaban a su país: "en nombre de Dios y de este pueblo sufrido les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, que cese la represión".

Sabiendo que podría ser silenciado en cualquier momento, el sacerdote había escrito poco antes: "Mi disposición debe ser dar mi vida por Dios, cualquiera que sea el fin de mi vida. Él asistió a los mártires y si es necesario lo sentiré muy cerca al entregarle mi último suspiro… Pero más valioso que el momento de morir es entregarle toda la vida y vivir para Él y mi misión… Y acepto con fe en Él mi muerte por más difícil que sea".

Tras su muerte, "San Romero" como le llaman, se convirtió en una figura controvertida, un mártir para algunos y un político manipulado por la izquierda, para otros. Pero el sacerdote Jesús Delgado, quizás una de las personas que mejor lo conoció y escribió su biografía, afirmó que "no era de izquierda ni de derecha".

Muchos de los que han escrito su vida coinciden en que no era un arzobispo que comulgase con la "Teología de la Liberación" de la época y que su línea pastoral cambió a raíz de los asesinatos de sacerdotes que trabajaban en las zonas rurales y urbanas marginadas.

La justicia salvadoreña no castigó a nadie a pesar de que una Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas determinó en 1993 que quien organizó y ordenó el asesinato de Romero fue el fundador del partido gobernante, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA, de derecha), el ex mayor Roberto D'Abuisson, quien falleció de cáncer en 1992. Horas antes de que divulgara el informe en 1993, el presidente salvadoreño Alfredo Cristiani, de ARENA, que se mantiene actualmente en el poder, emitió una amnistía. A D'Abuisson se le acusó de ser el organizador de los escuadrones de la muerte que sembraron el terror durante la guerra civil.

El 3 de septiembre del 2004, un juez federal de Estados Unidos declaró al ex capitán de la fuerza aérea salvadoreña Álvaro Rafael Saravia responsable en el asesinato de Romero y le ordenó pagar 10 millones de dólares de reparación a los demandantes. Según el informe de la Comisión de la Verdad, Saravia fue encargado por D'Abuisson para comandar la operación.

El mes pasado distintas organizaciones sociales realizaron actos culturales y vigilias en nombre del arzobispo asesinado, pero debido a que el aniversario de su muerte coincidió con las celebraciones de Semana Santa, la Iglesia católica realizó la conmemoración oficial el 2 de abril.

El proceso para la beatificación de Romero

El asesinado arzobispo Óscar Arnulfo Romero podría convertirse en el primer santo salvadoreño.

El 24 de marzo de 1994, laIglesia católica en El Salvador puso en marcha el proceso para convertirlo en mártir, el primer paso hacia su beatificación. Antes se tuvo que demostrar que Romero era un pastor y no un político que simpatizaba con las guerrillas izquierdistas.

El sacerdote Rafael Urrutia, uno de los defensores de la causa de Romero, sostiene que ahora que el proceso se ha destrabado, la beatificación puede llegar pronto.

En el Vaticano, después de 10 años de estudio, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe determinó que todos los escritos de Romero estuvieron apegados a la sólida doctrina. El nuevo Papa deberá nombrar a tres cardenales, que decidirán acerca de la beatificación, pero no hay plazos.

Urrutia aseguró que para el encargado del proceso en Roma, el sacerdote Vincenzo Paglia, es probable que en el 2005 el Vaticano beatifique a Romero, aunque la fecha podría extenderse para el próximo año.


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