La diabetes no distingue sexo ni edad y desde que es diagnosticada, no tiene cura, no hay reversa, la persona debe aprender a "vivir con ella".
La diferencia por edad es nula, solo que "el debut de esta enfermedad es diferente en niños, pues la mayoría se descubre en el cuarto de urgencia", explica el doctor Nelson Rodríguez, asesor médico del laboratorio Sanofi Aventis, con especialidad en medicina familiar.
En los pacientes, comenta Rodríguez, "el mayor shock es saber que tienes que depender de la insulina para vivir". Añade que para un niño es difícil verse afectado por una enfermedad crónica y que en la adolescencia es mayor, pues viene la etapa de rebeldía.
"El manejo de un paciente diabético no solo consiste en la aplicación de la insulina, es controlar qué es lo que siente el paciente, explorar los miedos y darle soporte emocional".
Isaac Chisaka, de 15 años, padece desde hace 13 años diabetes tipo 1. Según su madre, Alcinoe Contreras, a los dos años lo llevó al médico por una fiebre y fue atendido como un caso de gripe, cuando en realidad tenía mononucleosis. "Ya le habían aplicado dextrosa, se fue complicando el virus, desencadenando una hepatitis, pancreatitis y luego estuvo en coma diabético", explica la madre.
Isaac, conocido como "Chakito", comenta que al crecer ha sabido manejar la situación. "La diabetes no es una enfermedad, es una condición, no es el fin del mundo", señaló.
Chakito se inyecta él mismo tres veces al día y utiliza dos tipos de insulina, la NPH y la insulina rápida, "por ser un poco comelón, a veces me tengo que chequear la glicemia dos veces al día", confesó. Fanático de las matemáticas, geometría y cálculo, desea estudiar arquitectura o endocrinología, pues "qué mejor ayuda para un diabético que la de otro diabético como doctor", añade.
El joven comenta que "como cualquier persona, tengo miedo de no llegar a cumplir las metas que tengo establecidas, pero solo Dios y el tiempo dirán. Me considero feliz por más de un motivo, mi familia que me ayuda más allá de lo que pueden y mis amigos".
Ciertas emociones pueden afectar más a un niño. "Como a los 11 años él se molestaba mucho, no quería inyectarse y buscamos ayuda psicológica", comenta la madre de Chakito, explicando que él ha tenido que madurar a temprana edad.
El doctor Rodríguez recalca que el paciente diabético debe ser atendido por un "equipo médico" al igual que la familia.

