Las autoridades nicaragüenses confirmaron ayer jueves que la muerte de Alexis Argüello se trató de un suicidio, mientras figuras de todos los ámbitos le daban el último adiós al tricampeón mundial de boxeo y alcalde de Managua.
La Policía Nacional y el Instituto de Medicina Legal publicaron el informe final sobre la muerte del retirado púgil de 57 años. Indica que Argüello se suicidó con un balazo al corazón mientras estaba sentado en la cama en el segundo piso de su casa en el sur de la capital.
Las autoridades ‘no encontraron huellas de violencia ni en su habitación ni en su cuerpo’, aparte del impacto de bala unos centímetros ‘a la derecha de su tetilla izquierda’.
También detectaron rastros de pólvora en sus manos, dice el informe.
El suicidio ocurrió a eso de las 2:15 de la madrugada del miércoles. Argüello fue llevado poco después a un hospital por sus familiares, pero arribó sin vida.
Mientras se esclarecía la muerte del ídolo nicaragüense, centenares de personas hacían largas filas desde temprano ayer frente al Palacio de la Cultura donde estaban expuestos sus restos para darle un saludo final.
Montañas de ofrendas florales y pequeños ramos adornaban el féretro del ex boxeador, que sería trasladado por la tarde a la catedral de Managua para una misa a la que asistió el presidente Daniel Ortega y otras personalidades nacionales y del deporte internacional.
En tanto, el país todavía buscaba explicaciones a la muerte de Argüello, el máximo ídolo deportivo en la historia de Nicaragua.
Argüello confesó en vida haber batallado contra la depresión y la adicción a las drogas y el alcohol.
¿Qué pasó Alexis?, tituló El Nuevo Diario de Managua, que señala que queda pendiente ‘una interrogante’ sobre las causas que impulsaron al legendario púgil a suicidarse.
El periódico La Prensa publica una entrevista con Eduardo Román, padrino y apoderado legal que estuvo cerca de Argüello desde sus inicios en el boxeo a finales de la década de 1960, quien asegura que ‘Alexis no estaba bien’.
Román dijo que se comunicó con Argüello a las ocho de la noche del martes, seis horas y media antes de su muerte, y señaló que el ex boxeador le confesó que “estaba presionado. Se sentía mal por muchas situaciones”.

