Pocas veces el cielo y el infierno estuvieron tan cerca. Mañana, la Juventus, el sacudido campeón italiano, vivirá un día de gloria y al mismo tiempo, tal vez el más funesto de su historia. Entre Italia y Francia hay ocho jugadores juventinos, o que han militado en el club.
Estarán el portero Gianluigi Buffón, el marcador derecho Gianluca Zambrotta, el central Fabio Cannavaro, el volante ítalo-argentino Mauro Camoranesi y en la delantera, si es que juega, Alessandro del Piero.
Del otro lado, sus colegas Lilian Thuram, Patrick Vieira y David Trezeguet.
Pero la familia juventina contará con los que pasaron por Turín cosechando títulos hace algunos años, como los franceses Thierry Henry (ahora en el Arsenal), Zinedine Zidane (Real Madrid), y los italianos Filippo Inzaghi (Milan) y Angelo Peruzzi (Lazio).
En contraste, el fútbol italiano aguarda la decisión de un jurado sobre las acusaciones de corrupción contra cuatro equipos, en medio de lo que puede ser un gran logro para el balompié de este país.
