“Debemos tener una organización así, que represente nuestros intereses. Debemos poder decir: este trazado es seguro y éste no. Sin un sindicato no hablaremos nunca con una sola voz ni nos tomarán en serio”, dijo Armstrong, de 37 años y que regresó al inicio de año al ciclismo tras tres años y medio de retiro.
Armstrong, heptacampeón del Tour de France y que participa por primera vez en el Giro de Italia, se erigió en portavoz del pelotón y se enfrentó al director de la carrera, Angelo Zomegnan, que movió todas las teclas para que Armstrong fuera la principal atracción de la edición número 100 de la prueba.
El sábado, Pedro Horrillo sufrió una grave caída al precipitarse por un terraplén de 80 metros, por lo que al día siguiente los corredores “trabajaron a reglamento” y forzaron que la etapa en Milán fuera neutralizada, sin validez de tiempos, debido a la peligrosidad del trazado urbano.
La décima etapa, que concluyó ayer en Pinerolo, fue ganada por el portador de la maglia rosa, el italiano Danilo Di Luca.

