Estados Unidos comenzó ayer la cuenta regresiva del ‘Súper Domingo’ con las primeras prácticas de los protagonistas, la llegada de personalidades, los pronósticos y los ruegos por doquier para conseguir una entrada para el Super Bowl XXXIX.
La fiesta máxima del deporte estadounidense, la final del fútbol americano, será protagonizada este año por los New England Patriots y los Philadelphia Eagles, a partir de las 6 de la tarde del domingo próximo en el estadio Alltel, con capacidad para 78 mil espectadores.
Los Patriots buscan revalidar el título que conquistaron en 2004 ante los Carolina Panthers, en lo que los expertos consideran una de las mejores finales en la historia de la National Football League (NFL).
Para los apostadores de Las Vegas, los Patriots son favoritos por siete puntos. Si logran triunfar habrán igualado a los Dallas Cowboys, que en la década de 1990 consiguieron tres títulos en cuatro años.
"Nos gusta que no nos consideren favoritos porque eso quiere decir que no tenemos nada que perder, pero sí mucho que ganar", dijo Jevon Kearse, el defensive end de los Eagles (que no conquistan un Super Bowl desde 1960).
Los equipos llegaron el domingo a Jacksonville, ciudad del norte de Florida. Los Patriots, actuales aristócratas de la NFL, lo hicieron vestidos de traje y corbata. Los Eagles arribaron con camisas de cuello abierto, tropicales, como si quisieran disfrutar del clima cálido de Jacksonville tras dejar Filadelfia con cero grados de temperatura.
Centenares de simpatizantes de ambos equipos los recibieron en el aeropuerto y a las puertas de sus hoteles, siendo esta la última vez que los verán hasta el juego del domingo.
