Japón necesitará algo más que fair play en esta ocasión. Bélgica solo requiere seguir jugando como lo ha hecho todo el Mundial.
Eso podría bastarles a los Diablos Rojos para alcanzar los cuartos de final por segundo Mundial consecutivo, en la Arena Rostov, en un partido en el que empiezan como claros favoritos ante Japón. El partido es considerado uno de los más disparejos de los octavos de final.
Los pronósticos están justificados. Por un lado, Bélgica avanzó en el primer puesto del grupo G con un registro perfecto de nueve puntos y claras victorias sobre Panamá, Túnez e Inglaterra. En ese último cotejo, pese a realizar nueve ajustes en la alineación, siguió desplegando su joven y dinámica ofensiva para deleite de todo el mundo.
“Definitivamente es momento de brillar, tenemos grandes jugadores”, dijo el capitán Eden Hazard el domingo. “Creo que está en nuestras manos”.
Hazard tiene razón. Bélgica está plagado de estrellas. Pero pocos han llamado más la atención en Rusia que el atacante del Mánchester United Romelu Lukaku, segundo en la tabla de goleadores del certamen con cuatro anotaciones, y quien junto a Hazard y Dries Mertens llevó a que Bélgica fuera el equipo más ofensivo de la fase de grupos.
“Creo que estamos en el mejor nivel de nuestras carreras. Romelu llegó a un equipo importante e hizo goles; Dries ha sido uno de los mejores goleadores en Italia los últimos dos o tres años”, dijo Hazard. “Tal vez yo no sea tan goleador como ellos, pero siempre puedo crear algo”.

Sin embargo, una de las grandes lecciones que ha entregado el Mundial hasta el momento es que no hay enemigo pequeño. A Japón solo le queda esperar que esa fórmula se mantenga vigente ahora que se trata de ganar o irse a casa.
El conjunto del entrenador Akira Nishino se clasificó a los octavos de final por tercera ocasión en los últimos seis mundiales al ubicarse segundo de un complicado grupo H que compartió con Colombia, Senegal y Polonia. Pero no son los resultados, sino las formas en que se obtuvieron lo que hace cuestionar la presencia de Japón entre los 16 mejores del planeta.
Entre los invitados a los octavos de final, solo Argentina tuvo los mismos cuatro puntos que Japón. Senegal finalizó con esas mismas unidades en el grupo H. Sin embargo, el Samurai Azul se clasificó gracias al último criterio de desempate, fair play o menor número de tarjetas amarillas.
Aunque la actuación de Japón durante la derrota del jueves por 1-0 ante Polonia que le otorgaba su boleto a la siguiente fase tuvo poco de limpio y nada de atractivo. El cuadro nipón pasó los últimos 10 minutos con la pelota a sus pies, paseándola en terreno propio para no arriesgar nada. Absolutamente nada.
En el afán de obtener el boleto a la siguiente fase y alcanzar lo hecho por las versiones de 2002 en casa y 2010 en Sudáfrica, Japón logró su objetivo de colocarse entre los 16 mejores, pero su visita a la fase eliminatoria podría resultar muy breve.
Bélgica promedió tres goles por partido en la primera ronda. El excepcional Kevin De Bruyne seguirá con la batuta en el medio campo y es concebible que Lukaku y Hazard continúen luciendo amenazantes al frente.
Así, esta noche en la Arena Rostov podría ser muy larga para una defensa japonesa que permitió más de un gol por encuentro y cuya cuenta pudo ser mayor de no ser por el hecho de que Colombia jugó 87 minutos con 10 hombres.
Con una frágil defensiva y un excepcional ataque a la vista, Japón podría no tener muchas más opciones que tomar la ofensiva del partido y buscar la sorpresa ante un equipo que no presenta grandes flaquezas.
Si bien Japón no es reconocido por su capacidad goleadora, siempre se han destacado por su velocidad y por generar peligro a balón parado, dos aspectos que debe cuidar el técnico español Roberto Martínez.
Nishiro cuenta con opciones experimentadas pero intrigantes. Primero está el popular Keisuke Honda, de 32 años y actual jugador del Pachuca de México, quien marcó el gol del empate ante Senegal que, en buena parte, tiene a Japón en la segunda fase.
Además está Shinji Kagawa, exdelantero del Mánchester United y actual jugador del Borussia Dortmund, que a sus 31 años aún cuenta con la capacidad de vulnerar cualquier defensa.
Martínez deberá ser cauteloso y evitar cualquier sorpresa. Después de todo, en Rusia 2018 cosas más raras han pasado.

