Willie Stargell, un bucanero que hizo historia con los Piratas de Pittsburhg, tenía 39 años cuando compartió el galardón del Jugador Más Valioso en la campaña de 1979.
A esa edad nada es fácil y menos conseguir siete galardones de más valioso, cuatro de ellos de manera consecutiva, en el período entre el 2001-2004.
Se necesita un esfuerzo sin límites para mantenerse consistente en el juego como lo ha hecho Barry Bonds, quien ganó ayer su séptimo premio al Jugador Más Valioso de la Liga Nacional.
Ningún otro pelotero, incluyendo a Mickey Mantle y Mike Smidt, ha obtenido esa distinción más de tres veces.
Estadísticamente la campaña de Bonds no admite comparaciones.
Nada es comparable con las impresionantes cifras que impuso el más viejo campeón bate en la historia del béisbol, con 362 puntos, cifra que logró este año.
Ni siquiera los 49 jonrones y la clase de temporada del dominicano Adrián Beltré y la brillante actuación de Albert Pujols.
Ambos fueron superados ayer por amplio margen en la votación por este hombre de 40 años que amenaza con derribar la vieja marca de 755 jonrones de Hank Aaron.
Lluvia de records con el madero
Superó la barrera de los 700 y con 703 vuelacercas se colocó en ruta directa hacia los 714 de Babe Ruth en el 2005.
Bonds bateó para 362 con los Gigantes de San Francisco y quedó con un registro de 609 de embasamiento, superando su récord previo de 582.
El jardinero recibió 232 boletos, 34 más que el récord anterior y sus 120 pasaportes intencionales trituraron la cifra de 68, que él mismo estableció en el 2002.
Su promedio de slugging, de 812, fue el máximo en las grandes ligas por cuarta temporada consecutiva, aunque se quedó corto del 863 del 2001.
Bonds igualó la marca de Aaron en el Viejo Circuito de ocho campañas con un mínimo de 40 vuelacercas, y sólo está por debajo del Bambino Ruth, que acumuló 11.
Además, por si fuera poco, Bonds se convirtió en el primer pelotero en la historia que consigue 13 campañas seguidas con 30 jonrones consecutivos.

