Para gustos los colores. Para el colonense Alexis Harrison, de 12 años, el béisbol resultaba muy aburrido y prefirió quedarse practicando yudo.
Cuando tenía nueve años, su padre, Arturo Harrison, le propuso que practicara yudo, a lo que el pequeño respondió que no sabía cómo era eso.
“Todo comenzó como un reto. Yo le dije que allí el contrario lo cargaba y lo tumbaba y él me decía que nadie lo iba a tumbar”, recordó muy emocionado el padre, quien en su juventud practicó dicho deporte.
Alexis Harrison después de ver qué era el yudo, decidió dejar el béisbol para meterse de lleno. Hoy día entrena en el club Teófilo Mendoza en la categoría Sub-13.
“Todavía hoy le decimos que si no quiere jugar béisbol y dice que no, que eso es aburrido”, sostuvo la madre.
Para Alexis, que es de pocas palabras, la proyección y la técnica son las cosas que más le gustan del yudo y los entrenamientos es la etapa más difícil.
“El Panamericano en El Salvador del año pasado ha sido el evento más difícil para mí, porque los contrincantes eran más grandes que yo, aunque yo era más pesado, fue muy difícil”, sostuvo el atleta.
En dicho evento, Harrison conquistó la presea de oro en los +52 kg, lo que significa su mayor logro deportivo hasta ahora.
Mi primera competencia fue en Penonomé, quedé en primer lugar en mi categoría hace dos años.
Entre el poco tiempo que le queda de ocio, a Alexis le gusta nadar, quedarse en casa tranquilo y seguir entrenando.
Se confiesa admirador de la yudoca estadounidense Kayla Harrison. “Ella ha logrado muchos triunfos y eso me motiva”, admitió.
Para su madre, Isabel Ayarza, ver todo el esfuerzo que hace su hijo no tiene descripción.
“Como madre me siento orgullosa y feliz de todos los sacrificios y esfuerzo que hemos hecho como familia, he visto que no han sido en vano”.
Por su parte, papá dice sentir un orgullo muy grande cuando ve a su hijo más pequeño competir en el tatami (colchoneta de combate).
“Que sepa manejar al contrario es una sensación inexplicable, a veces no quepo en el pellejo”, apuntó. “Sufro demasiado cuando lo veo en un combate. La noche antes no puedo ni dormir, pero sé que él lleva una buena preparación”.
Los sacrificio de Alexis no son solo en el tatami, sino que en la escuela es uno de los mejores estudiantes. Este año estará en segundo año de La Salle en Margaritas.
Según mamá, siente “desesperación cuando lo veo en un combate, pero a la vez me siento segura de todo lo que ha practicado y las enseñanzas que le han dado gracias a Dios y a su esfuerzo”.
Tanto es su empeño en mejorar cada día más, que ya define el yudo en flexibilidad, proyección y disciplina y le agradece mucho a su entrenador Silvio Mendoza.
Con él o solo, Alexis entrena tres veces a la semana. “Se corre, yudo, técnica de piso y la de arriba”, comentó. Mientras su padre admitía que a veces le toca entrenar en casa bajo su supervisión.
“Como en Colón no hay gimnasio donde practicar, lo llevamos al gimnasio de lucha al lado del estadio Mariano Bula, también lo llevamos a Panamá a que practique”.
A pesar de ser tan disciplinado, el yudoca admitió que la técnica que más le costó aprender fue la de piso, pero finalmente la consiguió.
En casa todos lo describen como “muy tranquilo, disciplinado. Le gusta mucho comer y siempre quiere tener las cosas en casa y lo de estudio al día”.
Por lo que su madre espera que su pequeño “sea una persona de bien, encomendada siempre por Dios. Todavía no tiene algo definido para estudiar, pero en la escuela no tiene problemas”.
ANÉCDOTA
“El momento más difícil para mí como padre fue en un evento hace como dos años acá en Colón, él quería competir y fue, pero lo veía irregular, perdía, ganaba... y cuando lo vi bien, tenía varicela y nunca dijo nada”, recordó.
Todo eso respalda la idea de Alexis de convertirse en yudoca olímpico y representar a Panamá.
