No quiero escribir sobre Panamá. Preferiría debatir sobre lo mal que la pasó España para clasificar de primero en el grupo, de la mano de Piqué en el área que no cobraron o de cómo Amrabat casi mete un gol de antología.
Pero también no paro de pensar en ese primer gol, en el centro de Ávila, la lanzada de Baloy, en cómo se quedaron los defensas ingleses, en la ironía de que Panamá, que recibió casi todos los goles de Inglaterra desde una jugada a pelota quieta, hacía historia en esa misma forma. No paro de pensar en cómo Baloy fue a abrazar a Blas, su amigo, su compañero, cómo fue a celebrarlo después con su hija.
Mejor elaboremos sobre Alemania y su resurrección. Era penal esa primera llegada de Suecia eh, pero después se lucieron con ese golazo de vaselina, y nada más y nada menos que a Neuer. Alemania, sin embargo, es demasiado equipo, es demasiada historia y le empató, y con un jugador menos luego le ganó con una joyita de Kroos. Pasaron de la muerte a la posibilidad de ser primeros en su grupo en un tiro libre al borde del área. Las cosas hermosas del fútbol.
Igual no estuvimos bien en defensas. Si me permiten, pues. Permitimos muchos movimientos dentro del área y que llegaran a la pelota con facilidad. Nos faltó picardía. Fueron dos penales. Y el de Godoy fue algo grosero. ¡Le dio un coscorrón a Kane! Y qué bien que le pega el delantero. Esos penales fueron casi como tiros libres. Imposibles para Penedo.
Pero, ¿qué me dicen de Colombia? Mejor hablemos de eso, sí. Qué alegría el gol de Falcao, se sacó una bronca de años. Y James. Qué bien juega, por favor. Tiene un guante en el botín. Dio gusto ver a ese equipo jugar. Con picardía, con soltura. Se divertía en la cancha. Yerry Mina es un jugadorazo; anuló a uno de los mejores delanteros del mundo como si nada.
Creo que nos confiamos. Pensamos que Bélgica era más complicada que Inglaterra, y cuando quisimos acordar, ya no había mucho que hacer. Seis goles nos metieron en el saco. Hay que mejorar. Y mucho. Por lo menos la amargura del resultado fue un poco más llevadera por el gol. Fue tierno, incluso, como lo celebramos. Varios amigos de otros países, cuyos fanáticos están acostumbrados a golpear a hinchas rivales cuando el resultado es adverso y abultado, me escribieron para felicitarnos por nuestro primer gol. “Ahora falta ganar”, les dije. Eso. Nos falta sumar puntos. Y apenas vuelva el equipo, a prepararse para el próximo Mundial con ciclos bien planeados y…
Dije que no escribiría sobre Panamá. Mejor sobre cómo este Mundial ha sido de locos y los resultados han desquiciado a más de uno. Un montón de “grandes” en la cuerda floja. Y una bandada de “chicos” complicando. Qué lástima que uno de esos no sea Panamá. Ojalá sí seamos uno de esos en el próximo Mundial. Pero mejor conversemos de otra cosa que no tenga que ver con Panamá, que esta montaña rusa de emociones me tiene desgastado mentalmente.
El autor es periodista