Los dueños estadounidenses del Liverpool pusieron ayer a la venta al club inglés, apuntando al final de sus tres años al frente del equipo de fútbol en medio de la presión de los acreedores y los hinchas.
Tom Hicks y George Gillett Jr. finalmente reconocieron que ya no tienen los recursos económicos para fortalecer al Liverpool y construir el estadio que prometieron cuando compraron al equipo.
En medio de disputas internas y protestas de los hinchas, los empresarios intentaron durante más de dos años encontrar un inversionista dispuesto a aportar dinero al club y reducir la deuda de 364 millones de dólares.
Luego de fracasar en su intento por atraer un inversionista, Hicks y Gillett encargaron al banco Barclays la misión de encontrar un comprador, y contrataron al director de British Airways, Martin Broughton, para asumir el mismo papel en Anfield y encargarse de la venta.
