Dos gigantes se verán hoy, domingo, las caras en el estadio Ohene Djan de Accra en la final de la Copa de Africa de Naciones: Camerún y Egipto.
Entre las dos selecciones suman nueve títulos continentales. Egipto es la más laureada con cinco, pero Camerún le sigue con cuatro, igualada con Ghana.
Una victoria de los camerunenses les pondría al nivel de su rival, pero no solo eso. Probablemente, tres de sus jugadores entrarán en los libros de récords individuales.
El capitán Rigobert Song, Samuel Eto’o y Geremi Njitap se colgarían su tercera medalla de campeones si hoy logran el triunfo, después de las que obtuvieron en 2000 y 2002.
También podría lograrlo, sin embargo, el capitán egipcio Ahmed Hassan, que ya estuvo en los equipos que se impusieron en las ediciones de 1998 y 2006.
Ambas selecciones se enfrentaron ya en la primera fase del torneo, con una clara victoria por 4-2 de Egipto. "Ahora ganaremos la final", dijo el entrenador asistente egipcio, Shawky Gharib. "Es como en 2006, cuando jugamos la final con Costa de Marfil y también estuvo en nuestro grupo".
Menos claro lo tiene el técnico de Camerún, el alemán Otto Pfister. "La final será un partido totalmente diferente que el de la fase de grupos", advirtió el técnico de 70 años, que ya perdió la final del torneo en 1992 frente a Ghana.
El alemán no podrá contar con el defensa Andre Bikey, que fue expulsado en el último momento en la victoria por 1-0 ante los anfitriones en la semifinal.
Sí estará el gran estandarte del equipo, Eto’o, y el veterano capitán camerunés, Song, que a sus 31 años está jugando su séptima Copa de África y tiene el récord de partidos disputados en el torneo.
"El lunes es fiesta nacional en Camerún, es el Día de la Juventud", dijo ayer Song. "Y queremos pasear el trofeo en un desfile por las calles de Yaounde".
La final se presenta como una oportunidad de resarcirse tras la decepción que supuso para Camerún perder la clasificación para el Mundial de Alemania 2006 literalmente en el último minuto.
"Conseguir la victoria es tan importante para el presidente del país como para el niño pequeño de un pequeño pueblo de algún lugar entre Doula y Yaounde", advirtió Pfister.




