Una enorme Francesca Schiavone conquistó ayer, sábado, el Roland Garros y se convirtió en la primera tenista italiana de la historia en ganar un Grand Slam, tras derrotar a la australiana Samantha Stosur en la final.
Shiavone, decimoséptima sembrada, desplegó un tenis de sorprendente solidez para barrer por 6-4 y 7-6 (7-2) a Stosur, séptima favorita y semifinalista el año pasado, en una hora y 38 minutos.
Tras el punto final, la italiana se dejó caer sobre la cancha y volvió a darle un beso a la arcilla, como había hecho en cuartos de final y en semifinales.
Luego salió corriendo hasta las gradas, trepó como pudo y se dejó abrazar por su público.
“Besar el suelo es para mí darle las gracias a esta arcilla, a este hermoso torneo y a este estadio. Le pedí a la cancha que me diera esta oportunidad y toda la emoción que estoy viviendo”, explicó sobre su celebración.
Schiavone, que saltará mañana lunes al puesto seis del ranking, recibió el trofeo de manos de la ex campeona Mary Pierce y, dirigiéndose a su público en italiano, dijo: “Están en mi corazón, sin su apoyo no estaría donde estoy ni habría hecho lo que hice”.
Luego atendió una llamada del presidente italiano, Giorgio Napolitano, que la felicitó.
“Esto significa que todo el mundo tiene la oportunidad de ser quien realmente quiere ser y de hacer cualquier cosa en la vida.
Esto es lo que me está ocurriendo”, añadió la campeona tras el encuentro. Hasta ahora el mejor resultado logrado en Roland Garros por una italiana eran las semifinales de Silvia Lazzarino en 1954.
Cuando se le preguntó si en Italia la estarían esperando miles de personas para celebrar el título, respondió: “Quiero ir a casa con mamá y papá. Este es mi objetivo, por el momento, porque solemos hacer buenas cenas o almuerzos, como 10 personas. Ahora creo que tendremos que comprar una nueva casa, más grande, para 50 personas”.

