El alemán Bernd Schuster es el entrenador del momento en el fútbol español: tras seis jornadas de campeonato, el equipo que dirige, el modestísimo Getafe, es el líder de la Liga española.
Getafe es una ciudad del sur de Madrid con poco más de 140 mil habitantes, en su mayoría de clase trabajadora y con altas tasas de inmigrantes, que ahora se frotan los ojos, entusiasmados con la andadura de un equipo que nació para sufrir y que hoy se instala entre la élite.
En todas las grandes ligas europeas comandan los favoritos –Juventus en Italia, Bayern Múnich en Alemania o Chelsea en Londres–. Pero en España no están en la primera posición el Real Madrid o el Barcelona, sino el club con el estadio más pequeño de los 20 de la primera división.
Con su triunfo por 2-1 ante el Valencia este fin de semana, el equipo de Schuster acumula ya cuatro victorias y dos empates en los seis partidos disputados y es, junto al Zaragoza, el único equipo que aún no perdió un partido.
El Getafe es un club singular, como corresponde al hecho de que marche líder el equipo con el presupuesto más bajo de Primera División, con sólo 12 millones de euros (14,2 millones de dólares). Con lo que gasta el Real Madrid en el sueldo de David Beckham, el Getafe se alimenta todo el año.
Schuster es uno de los pocos jugadores que militó en las filas del Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid, y es el único futbolista de la historia que conquistó la Copa del Rey con los tres conjuntos más populares del fútbol español.
Pero si su carrera como futbolista es ejemplar, más dudas surgen en cuanto a su trayectoria como entrenador. Los tres equipos en los que militó en los tres últimos años –Xerez, Shaktar Donetsk y Levante– le destituyeron antes de finalizar la temporada. Además, pocos futbolistas que jugaron bajo su mando hablan bien del técnico alemán.
Schuster llegó a Getafe con la difícil misión de sustituir a Quique Sánchez Flores, actualmente en el Valencia, quien llevó al Getafe hacia un histórico decimotercer puesto en la pasada temporada, su debut en Primera División. Pero, por el momento, la suerte sonríe al entrenador del líder más sorprendente de Europa.
El técnico tuvo que conformarse con trabajar con un plantel que él no confeccionó, ya que los 12 nuevos fichajes se los atribuyó el presidente de la entidad, Ángel Torres. El Getafe, como casi todo equipo modesto en una gran Liga, se nutre de cesiones por un año y cada temporada surge el éxodo masivo.
El comienzo del Getafe es impresionante, pero también recuerda a los tiempos de Schuster en sus anteriores clubes en España, el Xerez, de Segunda División, y el Levante, donde los equipos sufrieron importantes bajones después de fulgurantes arranques.
En la pasada temporada, el último club de Schuster, el Levante, acabó descendiendo a Segunda División, cuando el entrenador alemán había sido ya destituido. Pero el rubio técnico no quiere saber nada de paralelismos. "La historia no se repetirá", advirtió.
En cualquier caso, Schuster mira también al futuro. "Mi sueño es sentarme en el banquillo de un club grande y escuchar el himno de la Liga de Campeones", reconoció.

