Tommy Hearns entendía lo que se esperaba de él hace 30 años, la noche en que subió al cuadrilátero para enfrentar a Marvin Hagler por el cetro de los medianos.
Nadie podría rehuir el combate. Habría más una lucha encarnizada que un boxeo clásico. “Desde antes de subir al ring, yo sabía que mi obligación era dar un espectáculo para la gente”, rememoró Hearns.
“Tenía que atacarlo o la gente diría que algo andaba mal con Tommy”. Aquella noche de abril de 1985 se hizo historia en este deporte. Muchos consideran que aquel primer asalto es el más electrizante que se haya visto en una pelea por un título.
Temerarios, Hearns y Hagler se enfrascaron en duros intercambios.
No hay evidencia alguna de que el combate entre Floyd Mayweather Jr. y Manny Pacquiao pueda derivar en algo siquiera cercano a aquel épico duelo de tres rounds entre Hagler y Hearns.
Mayweather ha conseguido sólo un nocaut en los últimos ocho años. Pacquiao no lo ha logrado en casi seis, y más bien se avizoran muchas probabilidades de que ambos lleguen hasta el campanazo final en el combate a 12 asaltos.
Sin embargo, Hearns considera que los dos púgiles deben correr riesgos que normalmente no aceptarían, simplemente por la magnitud de la pelea que más ganancias económicas redituará en la historia.
