Con un sorpresivo triunfo de 1-0 sobre el favorito Arabia Saudí, Irak conquistó ayer, domingo, por primera vez la Copa Asiática de fútbol, en un resultado inspirador para un país dividido por la guerra.
Fue un resultado extraordinario para un equipo armado con jugadores soportando tensas y violentas divisiones étnicas y religiosas.
Irak anotó a los 71 minutos por un cabezazo de Yunis Mahmud y dominó la final ante los favoritos saudíes, tres veces campeones de la copa.
Mahmud, el capitán de Irak, remató un tiro de esquina de Hawar Mulla Mohammed luego que el portero saudí Al Mosailem se fuese en blanco al tratar de despejar la pelota con la mano.
Al sonar el silbatazo final, Mahmud corrió por el terreno perseguido por sus extasiados compañeros, antes de lanzarse todos al suelo en una pila celebratoria.
La oficina del primer ministro Nuri al-Maliki anunció que cada jugador en el equipo iraquí recibirá 10 mil dólares.
El júbilo por el triunfo de los "Leones de los Dos Ríos" dio a los iraquíes un raro respiro de la violencia diaria. La victoria llenó las calles de hombres de todas las edades.
