El ex futbolista belga Jean-Marc Bosman, cuya querella judicial contra la normativa de transferencias en el fútbol propició la llamada “ley Bosman”, es alcohólico y sobrevive gracias a subvenciones estatales en Bélgica, según publicó ayer el diario The Sun.
De acuerdo con el periódico británico, lejos de beneficiarse de ese histórico veredicto, que abrió las puertas a que los jugadores profesionales europeos pudieran cambiar de club al término de sus contratos, Bosman quedó desempleado, se arruinó y cayó en una depresión, además de darse a la bebida.
El antiguo centrocampista aparece en una foto hinchado y envejecido, con cara de tristeza, mientras en el texto se explica que vive en una pequeña casa a las afueras de Lieja, lo único que le queda tras su victoria legal y la pérdida de su carrera futbolística.
Bosman, que lucha por dejar la bebida, cuenta que lo que le mantiene vivo son sus dos hijos, Martin y Samuel, de dos años y cinco semanas, que ha tenido con su pareja Carine, con quien no puede convivir por miedo a que ambos pierdan las prestaciones sociales que, por diferentes razones, reciben del Estado. “Ha sido muy, muy duro. Gané la batalla en los tribunales pero yo soy quien ha tenido que pagar y pagar y pagar”, afirma, al señalar que apenas recibió compensación tras la victoria en el Tribunal Europeo de Justicia.
