Jim McMahon salía de casa y olvidaba el camino de regreso.
En sus momentos más oscuros hace unos años, cuando su dolor de cabeza era sumamente fuerte para soportarlo, el ex quarterback de los Bears de Chicago pensó en suicidarse.
Comentó que si tuviera armas en su casa, ´estoy bastante seguro que no estaría aquí´.
McMahon habló el martes sobre su lucha con principios de demencia y depresión, asuntos que cree fueron ocasionados por los golpes que recibió jugando fútbol americano.
Ayer McMahon fue homenajeado en Chicago por el Sports Legacy Institute, un grupo con sede en la Universidad de Boston que ha estado estudiando los efectos de trauma cerebral en atletas y otras personas.
Aunque los pensamientos suicidas son una cosa del pasado gracias a los tratamientos, la lucha contra la demencia continúa.
El extrovertido quarterback, quien alguna vez ayudó a los Bears en camino a un campeonato de Super Bowl, también libra otra batalla, esta vez contra la NFL, la cual podría tener consecuencias importantes para la liga. McMahon es apenas uno de varios jugadores identificados en una demanda federal introducida en California el mes pasado en la que se acusa a los equipos de administrar poderosos narcóticos y otras sustancias de manera ilegal para mantener a los jugadores en el campo sin importar las consecuencias de salud a largo plazo.
También es parte de una demanda por consecuencias relacionadas a conmociones cerebrales, en la que la NFL accedió a un acuerdo por 765 millones de dólares sin reconocer que escondió los riesgos de las conmociones cerebrales a los ahora exjugadores.
