Jones fue la última atleta en conseguir en un gran campeonato el doblete que hoy logró White, en Sydney 2000. Sin embargo, nunca pudo conseguirlo en un Mundial. En Sevilla 99 se retiró con una lesión de espalda en el 200, y en Edmonton fue segunda en ambas pruebas.
Jones no está en París debido a que el 28 de junio dio a luz a su primer hijo, Tim Jr. Y White, que tenía en su palmarés sólo un bronce en 200 en Edmonton, no desaprovechó la oportunidad. No sólo ganó los dos oros, sino que mejoró sus marcas personales hasta 10.85 y 22.05.
"No fue nada fácil", comentó la estadounidense de 26 años. Con una belleza suave en el rostro, la estadounidense tiene un carácter seco y directo que endurece sus facciones.
Sin duda la experiencia que vivió en 1994 marcó su forma de ser. Una rival en carreras infantiles la atacó con un cuchillo de cocina en una estación de tren en San Francisco.
El arma la alcanzó cerca del ojo y a punto estuvo de perderlo. "Siempre digo que aquello me ayudó a crecer y madurar".
White destacó desde el instituto, pero con los primeros puestos de su país copados por estrellas como Jones, Inger Miller o Gail Devers, tuvo que conformarse con seguir progresando en el anonimato hasta que en París le llegó su oportunidad.
La estadounidense se entrena con el británico Dwain Chambers bajo la tutela del veterano técnico ucraniano Remy Korchemy en California.
Su novio es el lanzador de jabalina alemán Boris Henry, al que conoció en el Mundial de Edmonton, y por la relación se rumorea la posibilidad de que White adoptase la nacionalidad alemana.
Pero primero tendrá que disputar el relevo 4x100 en París, donde un nuevo triunfo la coronaría como la única y verdadera reina del Mundial.

