BUENOS AIRES, Argentina (DPA). - Transcurría el octavo asalto de la pelea más esperada de los últimos años cuando el británico Lennox Lewis asestó un golpe que además de un título mundial significaría a la postre un probable final del controvertido Mike Tyson, una figura histórica del boxeo.
Tan famoso por haberse convertido a los 20 años en el campeón mundial más joven de los pesos pesados como por su violento y escandaloso comportamiento dentro y fuera del cuadrilátero, Tyson perdía por nocaut el 8 de junio en Memphis, Estados Unidos, mucho más que un combate.
Iron Mike, de 36 años, había transformado en una caldera el ambiente previo a la pelea más cara de la historia del boxeo -con un presupuesto estimado en 100 millones de dólares- con todo tipo de escenas escandalosas que alimentaron su imagen de chico malo.
Lewis, que defendía los títulos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), derribó a Tyson a 45 segundos del final del octavo asalto.
Más de 19 mil personas fueron testigos del principio del fin del polémico Tyson, condenado a prisión en 1992 por violación y que cinco años más tarde volvió bochornosamente a las primeras planas al quedar descalificado en el tercer asalto por morderle la oreja en forma salvaje a Evander Holyfield, que un año atrás le había arrebatado el título de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
Luego de perder este año por nocaut contra Lewis, de 37 años, Tyson hizo públicas declaraciones tan cariñosas como increíbles. Además de elogiarlo y reconocer sus virtudes, Iron Mike llegó a decir que amaba a Lewis como a un hermano, y que ambos fueron siempre dos buenos amigos que simplemente enardecieron la antesala de la pelea para promocionar la contienda.
Además, Tyson dejó abierto su futuro y lanzó la propuesta de un desquite luego de caer contra Lewis. Si Lewis quiere pelear, pelearemos, dijo Tyson.

