Rafael Nadal volvió a demostrar ayer por qué es el rey de las canchas de polvo de ladrillo, al alcanzar su décima final en el Abierto de Francia tras demoler al joven promesa Dominic Thiem por 6-3, 6-4 y 6-0 en la cancha principal de Roland Garros.
El español de 31 años, que ha recuperado su mejor forma en París luego de que su reinado sufriera un paréntesis de dos años, se deshizo del sexto favorito con una cabal demostración de poderío que no le dio al austriaco -que venía de eliminar al último campeón, Novak Djokovic- posibilidad de ilusionarse.
Ambos habían llegado a semifinales sin ceder un set, pero ayer el español fue demasiado para su rival.
Nadal solamente perdió 29 games en su camino a la final, superando su marca de 35 en 2012 y solamente dos juegos por encima del récord de BjornBorg en 1978.
En la final Nadal enfrentará al suizo Stan Wawrinka, que más temprano superó a Andy Murray luego de remontar en dos ocasiones un set abajo en un enfrentamiento de alto voltaje que terminó a favor del suizo por 6-7 (8-6), 6-3, 5-7, 7-6 (7-3) y 6-1.
“Creo que he jugado muy bien, pero mi rival en la final está increíble. Será una final muy, muy difícil y necesitaré jugar mi mejor tenis”, advirtió Nadal. “Stan está jugando muy bien en esta superficie y creo que vive un momento positivo tras su actuación aquí durante estos días”.
El campeón del torneo en 2015 consiguió la impresionante cifra de 87 golpes ganadores para vengarse de su derrota en las semifinales del torneo el año pasado ante el actual número uno del mundo.
Murray contestó incansablemente los golpes de Wawrinka durante la mayor parte de las cuatro horas y 34 minutos que duró el partido, pero tras ganar el cuarto set, Wawrinka se mostró imparable y desarmó totalmente la resistencia del escocés.
“Estoy conforme con mi torneo. Estuve a un tiebreak de llegar a la final”, dijo el escocés, que el año pasado había caído en la definición con Djokovic.
Wawrinka, tercer cabeza de serie del torneo y que no había cedido un set hasta la semifinal, mostró algunas dudas al perder su saque cuando estaba 5-0 arriba en el último set, pero poco después volvió a romper el servicio de su rival para llevarse el partido con un golpe de revés.
El suizo buscará mañana mantener su historial perfecto ya que ganó las tres finales del Grand Slam que jugó. “Está claro que mentalmente, cuando llego a las finales del Grand Slam, soy capaz de pasar mi cerebro a modo automático. Cuando tengo confianza soy difícil de derrotar”, avisó Wawrinka.
“No es normal para mí llegar a la final de un Grand Slam. Por eso siempre quiero aprovechar”, puntualizó.
La final femenina se jugará hoy.
