No se necesitaba ser un profeta para vaticinar las tres derrotas de Panamá en el Mundial de Rusia, que aunque no se puntuó, se ganó en experiencia. El país estuvo en vilo durante la corta participación del seleccionado nacional y por fin el panameño se pudo dar cuenta en carne propia de lo que es participar en una Copa del Mundo.
El jueves hubo malestar con el entrenador Bolillo Gómez por el cambio que se hizo en el segundo tiempo, cuando le iba ganando a Túnez, que para muchos le quitó las esperanzas de haber arañado un punto o por lo menos los tres puntos.
México tampoco ganó en su primera participación mundialista y tuvo que esperar 14 partidos en 5 mundiales diferentes para darle la primera satisfacción al país cuando se venció a Chescolovaquia (3-1). En 10 partidos apenas había alcanzado su primer punto con Gales (1-1).
El Salvador no pudo ganar en sus dos participaciones que tuvo en 1970 y 1982. Y lo peor, solo pudo marcar un gol. Recibió 22 tantos en sus 6 partidos de los 2 mundiales, y en 1982 Hungría la humilló con un lapidario 10-1, en una época en que los salvadoreños eran potencia en Centroamérica.
Honduras solo ha podido alcanzar tres empates y seis derrotas en sus tres participaciones mundialistas de 1982, 2010 y 2014. Los catrachos tampoco han podido ganar un partido en sus tres mundiales.
En su única participación en Alemania 2006, Trinidad y Tobago empató un partido, perdió dos, pero no pudo anotar un gol. Recibió cuatro goles en contra.
Canadá perdió sus tres partidos en su única participación de 1986 y no marcó ningún gol.
El rival de Panamá del jueves solo había conseguido una victoria en sus cinco participaciones mundialistas, eso fue en 1978, cuando en su debut derrotó 3-1 a México, convirtiéndose en el primer país africano que ganaba en una Copa del Mundo. Tardaron 14 partidos más para ganar su segundo partido después de 40 años... Y así hay más ejemplos con selecciones de otras confederaciones.
Entonces, no es fácil ganar en un Mundial, y peor cuando toca enfrentar a selecciones de primer mundo como los belgas e ingleses.
Las limitaciones de Panamá fueron abismales comparadas con los dos rivales europeos, y también con Túnez, que fue superior el jueves a Panamá. Qué más se le podía pedir a estos muchachos. El Bolillo Gómez terminó llevando a unos jóvenes que unos meses antes era impensable que los convocara, pero se los llevó y mostraron destellos de lo que tenían dentro de sus limitantes.
Hoy, gracias a los veteranos que fueron el soporte para la clasificación al Mundial y de los jóvenes que se mostraron y no se arrugaron en el Mundial, el nombre de Panamá y su bandera estuvieron en el firmamento del fútbol universal, donde solo llegan los mejores, así no se haya podido ganar un partido y se haya metido 2 goles y recibido 11.
Gracias a Penedo, Blas, Baloy, Gavilán, Tejada y Román, que desde 2005 comenzaron a germinar la semilla del Mundial junto a otro jugadores que año tras año se iban agregando, todos ellos fueron cargando con el peso de sueños e ilusiones de millones de panameños que anhelaban estar en un Mundial, en tiempos en que era absurdo hasta pensarlo.
Un sueño que hoy pareciera una película de ciencia ficción por la realidad del fútbol en Panamá, que de todos es conocida, por eso haber jugado en un Mundial es más que un logro.
Que no se haya ganado es parte de nuestra realidad. No es fácil ganar un partido en un Mundial para un país chico como el panameño, que fue a participar conociendo sus limitaciones y que en Rusia se hicieron evidentes. Pero se hizo historia. Para este servidor, el resultado fue lo de menos, para mí era el esperado, el solo hecho de haber clasificado y participado es más que alentador.
Haber terminado de último es lo que se palpaba hasta antes de que comenzara el Mundial. Panamá terminó de 32 entre el mismo número de participantes, de un sueño inicial del que tomaron parte 211 países.
Hace más de 13 años, mucho antes de haber jugado la primera Copa Oro de 2005, Panamá no era lo que hoy es a nivel de selecciones mayores, pero en estos últimos años los jugadores han aportado a ese cambio.
Por más que el Bolillo Gómez se equivocó en un cambio contra Túnez, un rival superior al nuestro, no impidió que nuestros jugadores se entregaran en la cancha dentro de sus limitaciones. Sin embargo, los dos goles de los africanos, que consiguieron en maniobras sencillas, marcaron la diferencia entre uno y otro equipo.
Que Bolillo se haya equivocado, igual que los jugadores contra Túnez, es parte del entorno de un Mundial, donde al final el técnico se enredó por ganarlo y los jugadores no respondieron a las expectativas de la gente que quería otros resultados. Pero se trataba de un Mundial, no de una copita.
