Arropado como primero de su grupo, Paraguay certificó ayer su pase a los octavos de final de la Copa del Mundo con un desabrido empate sin goles contra Nueva Zelanda.
Paraguay hizo más méritos para llevarse los tres puntos, al arriesgar y proponer más en el estadio Peter Mokaba de Polokwane ante un rival que nunca se apartó de su rudimentario argumento de echarse atrás para sorprender con el contragolpe.
Gracias al empate, la Albirroja llegó a los cinco puntos y por primera vez en su historia terminó como líder de un grupo de primera ronda, el F.
La fricción, el pelotazo y las imprecisiones fueron la tónica de los 90 minutos entre paraguayos y neozelandeses.
Definir a este partido como uno soporífero no se aleja de la realidad.
“No estoy conforme. Estoy conforme con la clasificación, pero no con el juego”, comentó Gerardo Martino, el técnico argentino de Paraguay.
“Fue un partido difícil y complicado para crear ocasiones de gol”, dijo el atacante paraguayo Roque Santa Cruz. “Ellos se defienden con mucha gente y así es difícil entrar”.
Paraguay buscó con tesón el triunfo en el segundo tiempo, pero se encontró con una defensa bien cerrada.
Recién a los 61, los paraguayos tuvieron su ocasión más clara de gol con un cabezazo de Cristian Riveros que el portero Mark Paston despejó con un manotazo.
Otra ocasión se dio a los 75, cuando Edgar Benítez sacó un remate colocado, pero Paston desvió y en el rebote no pudo definir Lucas Barrios.

