La continuidad de los SuperSonics en Seattle cada vez está más en peligro después que el equipo fuese vendido a un grupo de accionistas de Oklahoma City, que encabeza el empresario Clay Bennett.
Aunque los nuevos propietarios, que han pagado 350 millones de dólares, se han dado un margen de un año para conseguir llegar a un acuerdo con las autoridades locales y estatales en la construcción de un nuevo campo, si no lo consiguen tendrán todo listo para dejar la ciudad de Seattle.
"No tenemos ninguna intención de mover el equipo de Seattle, pero necesitamos negociar con las autoridades para el compromiso de construir un nuevo campo", comentó Bennett en rueda de prensa.
Un objetivo que no pudo conseguir el ex dueño de los SuperSonics Howard Schultz y que de acuerdo a sus informes económicos en los últimos cinco años había perdido 60 millones de dólares.
Los SuperSonics tienen con el ayuntamiento de Seattle el alquiler de su actual sede, el KeyArena, hasta la temporada de 2010, con unas condiciones que son consideradas por el comisionado de la NBA, David Stern, como las ‘peores’ de la liga.
Schultz dijo que los políticos nunca se habían tomado en serio el asunto del nuevo campo y que ahora con la venta tal vez comprendan de una vez por todas que sin la reconstrucción del KeyArena el equipo no tiene futuro en la ciudad.
