Recluido en un vestuario exclusivo para él, escoltado por media docena de guardaespaldas e ignorado su nombre por el juez de silla, el israelí Andy Ram hizo historia en el tenis al ser eliminado ayer en la primera ronda del torneo de Dubai.
Ram, acompañado del zimbabuo Kevin Ullyett, cayó 6-3, 3-6 y 10-8 ante el español David Ferrer y el ruso Marat Safin en la primera ronda del certamen de dobles, jugando bajos extremas medidas de seguridad que convirtieron el partido en un espectáculo nunca visto en el circuito.
Ram ofreció palabras conciliadoras tras el partido.
Más allá de las palabras de Ram, el día osciló entre el absurdo y lo bizarro, a tal punto que el juez de silla no mencionó una sola vez el nombre del israelí: ni al comenzar el partido ni cuando el jugador ganaba su juego de servicio.
“No, no es cierto”, dijo a Gerry Armstrong, supervisor de la ATP, negando lo evidente. “Debe haber un problema en el micrófono”.
Ram, nacido y criado en Uruguay hasta los cinco años, obtuvo una visa del Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos pese a ser ciudadano de Israel, país con el que el gobierno de Abu Dhabi no mantiene relaciones diplomáticas.
