Fernando Alonso tiene en su mano proclamarse campeón mundial de Fórmula Uno, el domingo, en el Gran Premio de Brasil. Y todos los expertos dan por supuesto que para privarlo de su título tendría que ocurrir una catástrofe... o un "inesperado incidente".
Casi todos lo descartan vehementemente, pero la sospecha sobrevolará inevitablemente todo el fin de semana en el circuito de Interlagos: ¿Se encontrará Alonso con un "obstáculo" inesperado que ayude al alemán Michael Schumacher en la lucha por el título?
En un deporte en el que el principio generalizado es "una trampa no es tal hasta que no se descubre", nada se puede descartar. Y menos cuando en el centro de todo está Michael Schumacher, el piloto que más escándalos protagonizó en toda la historia cuando de interpretar el reglamento al límite se trató.
BAÚL DE ARTIMAÑAS
Su currículum está repleto: entre otros incidentes, un polémico choque con el británico Damon Hill que le dio en 1994 su primer título mundial, otro con el canadiense Jacques Villeneuve en 1997 en el que salió perdiendo y recibió la mayor sanción de la historia, un "empujón" al escocés David Coulthard en Argentina 98 para arrebatarle el liderato, un peligroso "bloqueo" al finlandés Mika Hakkinen en Bélgica 2000 a 320 kilómetros por hora y una operación "de cierre" paulatino al propio Alonso en Gran Bretaña 2003 que tuvo al español circulando unos metros con dos ruedas por la hierba a más de 300 kilómetros por hora.
Esta vez a Schumacher no le bastaría con una maniobra directa, porque para ser campeón necesita ganar la carrera y que Alonso no puntúe.
CONFESIONES DE UN PILOTO
El argentino Norberto Fontana confirmó recientemente a la agencia DPA que en 1997, cuando Schumacher peleaba el campeonato con Villeneuve, su equipo le pidió que estorbase todo lo posible al canadiense si llegaba para doblarlo.
"Hubo una orden, de parte de su equipo hacia el mío, para que cualquiera de los dos pilotos que corríamos en Sauber, si venía ganando Michael, ayudáramos un poco para que pudiera ser campeón ese año", dijo el argentino.
Sauber corría aquel año con unos motores rebautizados Petronas, pero que no eran otra cosa que los propulsores Ferrari del año anterior. Este año también existen conjunciones de intereses similares: Red Bull disfruta de los motores del equipo de Schumacher, y el modesto equipo Spyker ya tiene firmado un contrato para la próxima temporada.
CONSEJO PARA ALONSO
Uno de los pocos que manifestó en voz alta sus sospechas fue el escocés Jackie Stewart, triple campeón mundial de Fórmula 1, que advirtió a Alonso sobre los peligros de la primera curva de la carrera, indudablemente el momento en el que mejor puede camuflarse una intención aviesa. "Cualquier cosa puede pasar allí, especialmente en Sao Paulo, que estuvo repleto de incidentes en el pasado".
REACCIONES
La mayoría del "circo" de la Fórmula Uno descartó públicamente la posibilidad. Los primeros hacia quienes se fijaron las miradas fueron los compatriotas de Schumacher, tanto los tres pilotos como las dos marcas de coches que hay en Fórmula Uno.
"Deseo mucho que Michael gane el Mundial, pero no creo que Toyota aceptase una sobredosis de amor fraternal", bromeó Ralf Schumacher, hermano de Michael.
Ni Alonso ni Schumacher hablaron una palabra sobre el asunto, pero sí sus equipos.
"Michael no va a hacer nada", dijo el español Marc Gené, piloto de pruebas de Ferrari.
El jefe de Renault, el italiano Flavio Briatore, también descartó públicamente una "conspiración". "No estoy preocupado, porque Michael quiere dejar la Fórmula Uno de la manera adecuada", afirmó.

