Cuando Nueva Inglaterra recibió a los Saints para un entrenamiento conjunto a mediados de agosto, los jugadores de los Patriots se refirieron a Nueva Orleans como el nuevo modelo para tener éxito en la NFL.
Semejante concepto hubiese sorprendido hace solo un año, cuando los Patriots podían presumir de cuatro presentaciones en el Super Bowl y tres campeonatos durante un ciclo de ocho años.
Los Saints ni siquiera habían asomado la nariz en el gran partido.
Pero entonces se produjo el año mágico de Nueva Orleáns. Los Saints ganaron 13 partidos en la temporada regular, y tres más en la postemporada rumbo a su primer campeonato de la NFL.
Todas esas bromitas de que Nueva Orleans iba a tener que esperar una eternidad para adjudicarse el Super Bowl pasaron a desuso. Los Saints comienzan 2010 en la élite de la liga. Ahora se sienten confiados de que podrán seguir ahí y por buen rato.
Nueva Orleans “intenta ser una dinastía, no solo repetir el título”, dijo el running back Reggie Bush.
“Este es un momento especial”, añadió Bush.
Los Saints esencialmente repiten con el equipo intacto.
Todos los titulares de la ofensiva han vuelto. Algunos, sobre todo el receiver Lance Moore, se han recuperado de lesiones.
En las cuatro temporadas desde que el entrenador Sean Payton se encargó de concebir las jugadas de ataque y el quarterback Drew Brees empezó a ejecutarlas, los Saints han liderado tres veces la liga en yardas. El único año flojo fue 2007, cuando quedaron cuartos.

